Jesús de Nazaret 04.04.2007
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Jesús de Nazaret, llamado también Cristo o Jesucristo, es la figura central de las religiones denominadas cristianas, las más extendidas de las cuales establecen como dogma de fe que es el hijo de Dios, redimió con su muerte al género humano y resucitó al tercer día después de su muerte. El Islam lo considera uno de sus profetas más importantes y es uno de los personajes que han ejercido una mayor influencia en la cultura occidental. Según la opinión mayoritariamente aceptada en medios académicos, basada en una lectura crítica de los textos sobre su figura [1], Jesús de Nazaret fue un predicador judío que vivió a comienzos del siglo I en las regiones de Galilea y Judea (en el actual Israel) y fue crucificado en Jerusalén en torno al año 30.
Lo que se conoce de Jesús depende casi absolutamente [2] de la tradición cristiana, especialmente de la utilizada para la composición de los evangelios sinópticos, redactados, según opinión mayoritaria, unos 30 ó 40 años, como mínimo, después de su muerte. La mayoría de los estudiosos considera que mediante el estudio de los evangelios es posible reconstruir tradiciones que se remontan a contemporáneos de Jesús, aunque existen grandes discrepancias entre los investigadores en cuanto a los métodos de análisis de los textos y las conclusiones que de ellos pueden extraerse. Existe una minoría que incluso niega la existencia histórica de Jesús de Nazaret. [1]
Aunque no existen retratos de Jesús ni ninguna indicación acerca de su aspecto físico, son muy frecuentes sus representaciones en el arte cristiano. Jesús con la cruz a cuestas, por El Greco
Aunque no existen retratos de Jesús ni ninguna indicación acerca de su aspecto físico, son muy frecuentes sus representaciones en el arte cristiano. Jesús con la cruz a cuestas, por El Greco
Mosaico con una representacion de Jesus Cristo, existente en la antigua Iglesia de Santa Sofía, Estambul, fechada cerca de 1280.
Mosaico con una representacion de Jesus Cristo, existente en la antigua Iglesia de Santa Sofía, Estambul, fechada cerca de 1280.
Jesús de Nazaret representado en una estampa cristiana
Jesús de Nazaret representado en una estampa cristiana
Jesús en el Nuevo Testamento
Principales acontecimientos de la vida de Jesús según el Nuevo Testamento
- Anunciación
- Natividad
- Adoración de los magos
- Degollación de los Inocentes
- Huida a Egipto
- Circuncisión de Jesús
- Presentación en el Templo
- Jesús entre los doctores
- Bautismo
- Tentación
- Sermón de la Montaña
- Elección de los Apóstoles
- Milagros
- Bodas de Caná
- Transfiguración
- Entrada en Jerusalén
- Incidente en el templo
- Última Cena
- Juicio de Jesús
- Crucifixión
- Resurrección
- Ascensión
- Profecía de la Segunda Venida
Lo que figura a continuación es un relato de la vida de Jesús tal y como aparece en los cuatro evangelios incluidos en el Nuevo Testamento, considerados libros sagrados por todas las confesiones cristianas. Aunque puede contener elementos históricos, expresa fundamentalmente la fe de las comunidades cristianas en la época en que estos textos fueron escritos, y la visión que por entonces tenían de Jesús de Nazaret. Es la fuente principal para el conocimiento de Jesús, y constituye la base de las interpretaciones que de su figura hacen las diferentes ramas del cristianismo.
Nacimiento e infancia
Los relatos referentes al nacimiento e infancia de Jesús proceden exclusivamente de los evangelios de Mateo (Mt 1,18-2,23) y de Lucas (Lc 1,5-2,52). [3]No hay relatos de este tipo en los de Marcos y Juan.
Los relatos de Mateo y Lucas son diferentes entre sí:
- Según Mateo, María y su esposo, José, viven (según parece, pues no se relata ningún viaje) en Belén. María queda inesperadamente embarazada y José resuelve repudiarla, pero un ángel le anuncia en sueños que el embarazo de María es obra del Espíritu Santo y profetiza, con palabras del profeta Isaías (Is 7,14)[4], que su hijo será el Mesías que esperan los judíos (Mt 1,19-21)[5]. Unos magos de Oriente llegan a Jerusalén preguntando por el "rey de los judíos que acaba de nacer" con la intención de adorarlo, lo que alerta al rey de Judea, Herodes el Grande, que decide acabar con el posible rival. Los magos, guiados por una estrella, llegan a Belén y adoran al niño. De nuevo, el ángel visita a José (Mt 2,13) [6] y le advierte de la inminente persecución de Herodes, por lo que la familia huye a Egipto y permanece allí hasta la muerte del monarca (de nuevo notificada a José por el ángel (Mt 2,19-29)[7]).
- En el evangelio de Lucas, María y José viven en la ciudad galilea de Nazaret. La historia de la concepción de Jesús se entrelaza aquí con la de Juan el Bautista —ya que en este evangelio María e Isabel, madre del Bautista, son parientes— y el nacimiento de Jesús es notificado a María por el ángel Gabriel (lo que conocemos como Anunciación (Lc 1,26-38)[8]. El emperador Augusto ordena un censo en el cual cada uno debe empadronarse en su lugar de nacimiento y José debe viajar a Belén, por ser originario de este lugar. Jesús nace en Belén mientras se encuentran de viaje y es adorado por pastores. Lucas añade además breves relatos sobre la circuncisión de Jesús, sobre su presentación en el Templo y una anécdota que le ocurrió en un viaje a Jerusalén con motivo de la Pascua, cuando contaba doce años [9]
En los evangelios de Mateo y de Lucas aparecen sendas genealogías de Jesús (Mt 1, 2-16; Lc 3, 23-38)[10]. La de Mateo se remonta al patriarca Abrahán, y la de Lucas a Adán, el primer hombre según el Génesis. Estas dos genealogías son idénticas entre Abrahán y David, pero difieren a partir de este último, ya que la de Mateo hace a Jesús descendiente de Salomón, mientras que, según Lucas, su linaje procedería de Natam, otro de los hijos de David.
Bautismo y tentaciones
La llegada de Jesús fue profetizada por Juan el Bautista (su primo según el Evangelio de Lucas)[11], por quien Jesús fue bautizado en el río Jordán[12]. Durante el bautismo, el Espíritu de Dios, en forma de paloma, descendió sobre Jesús, y se escuchó la voz de Dios [13].
Según los sinópticos, el Espíritu transportó a Jesús al desierto, donde ayunó durante cuarenta días y superó las tentaciones a las que fue sometido por el Demonio[14]. No se menciona este episodio en el Evangelio de Juan. Después Jesús marchó a Galilea, se estableció en Cafarnaún [15], y comenzó a predicar la llegada del Reino de Dios[16].
Vida pública
Acompañado por sus seguidores, Jesús recorrió las regiones de Galilea y Judea predicando el evangelio y realizando numerosos milagros. El orden de los hechos y dichos de Jesús varía según los diferentes relatos evangélicos. Tampoco se indica cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús, aunque el Evangelio de Juan menciona que Jesús celebró la fiesta anual de la Pascua judía (Pésaj) en Jerusalén en tres ocasiones. Los sinópticos se refieren solo a una fiesta de Pascua, durante la cual Jesús fue crucificado.
Gran parte de los hechos de la vida pública de Jesús narrados en los evangelios tienen como escenario la zona septentrional de Galilea, en las cercanías del mar de Tiberíades, o lago de Genesaret, especialmente la ciudad de Cafarnaúm, pero también otras, como Corozaín o Betsaida [17]. También visitó, en el sur de la región, localidades como Caná o Naín, y la aldea en la que se había criado, Nazaret, donde fue recibido con hostilidad por sus antiguos convecinos [18]. Su predicación se extendió también a Judea (según el Evangelio de Juan, visitó Jerusalén en tres ocasiones desde el comienzo de su vida pública), y estuvo en Jericó[19] y Betania(donde resucitó a Lázaro[20]).
Escogió a sus principales seguidores (llamados en los evangelios Apóstoles), en número de doce, de entre el pueblo de Galilea. Algunos de ellos eran pescadores, como las dos parejas de hermanos formadas respectivamente por Pedro y Andrés, y Juan y Santiago [21].
Predicó tanto en sinagogas como al aire libre, y las muchedumbres se congregaban para escuchar sus palabras. Entre sus discursos, destaca el llamado Sermón de la Montaña, en el Evangelio de Mateo (Mt 5-7). Utilizó a menudo parábolas para explicar a sus seguidores el Reino de Dios.
Mantuvo controversias con miembros de algunas de las más importantes sectas religiosas del judaísmo, y muy especialmente con los fariseos, a quienes acusó de hipocresía y de no cuidar lo más importante de la Torá: la justicia, la compasión y la lealtad (Mt 12, 38-40; Lc 20, 45-47)
La originalidad de su mensaje radicaba en la insistencia en el amor al enemigo (Mt 5,38-48;Lc 6, 27-36) así como en su relación estrechísima con Dios a quien llamaba en arameo con la expresión familiar Abba (Padre) que ni Marcos (Mc 14,36) ni Pablo (Rm 8, 15; Gal 4, 6) se atreven a traducir. Se trata de un Dios cercano que busca a los marginados, a los oprimidos (Lc 4, 18) y a los pecadores (Lc 15) para ofrecerles su misericordia.
Milagros
Durante su ministerio, Jesús realizó varios milagros. En total, en los cuatro evangelios canónicos se narran 27 milagros, de los cuales 14 son curaciones de distintas enfermedades, cinco exorcismos, tres resurrecciones, dos prodigios de tipo natural y tres signos extraordinarios.
- Los evangelios narran las siguientes curaciones milagrosas obradas por Jesús:
1. Sanó la fiebre de la suegra de Pedro, en su casa en Cafarnaúm, tomándola de la mano (Mc 1,29-31; Mt 5,14-15; Lc 4,38-39); 2. Sanó a un leproso galileo mediante la palabra y el contacto de su mano (Mc 1,40-45; Mt 8,1-4; Lc 5,12-16); 3. Sanó a un paralítico en Cafarnaúm que le fue presentado en una camilla y al que había perdonado sus pecados, ordenándole que se levantara y se fuera a su casa (Mc 2, 1-12; Mt 9,1-8; Lc 5,17-26);
4. Sanó a un hombre con la mano seca en sábado en una sinagoga, mediante la palabra(Mc 3,1-6; Mt 12,9-14;Lc 6,6-11);
5. Sanó a una mujer que padecía flujo de sangre, que sanó al tocar el vestido de Jesús (Mc 5,25-34; Mt 9,18-26; Lc 8,40-56); 6. Sanó a un sordomudo en la Decápolis metiéndole los dedos en los oídos, escupiendo, tocándole la lengua y diciendo: "Effatá", que significa "ábrete" (Mc 7,31-37); 7. Sanó a un ciego en Betsaida poniéndole saliva en los ojos e imponiéndole las manos (Mc 8,22-26); 8. Sanó a Bartimeo, el ciego de Jericó (Mt 20,29-34; Mc 10,46-52;Lc 18,35-45); 9. Sanó a distancia al criado del centurión de Cafarnaúm (Mt 8,5-13, Lc 7,1-10, Jn 4,43-54; Jn 4,43-54 [22]; 10. Sanó a una mujer que estaba encorvada y no podía enderezarse, mediante la palabra y la imposición de manos (Lc 13,10-17). Esta curación tuvo lugar también en sábado y en una sinagoga; 11. Sanó a un hidrópico en sábado, en casa de uno de los principales fariseos (Lc 14, 1-6). 12. Sanó a diez leprosos, que encontró de camino a Jerusalén, mediante la palabra (Lc 17,11-19). 13. Sanó a un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo, en Jerusalén, en sábado (Jn 5,1-9). 14. Sanó a un ciego de nacimiento untándolo con lodo y saliva, tras lo cual le ordenó lavarse en la piscina de Siloé (Jn 9,1-12).
- En los evangelios canónicos aparecen cinco relatos de expulsiones de espíritus impuros (exorcismos) realizados por Jesús:
1. Expulsó a un demonio en la sinagoga de Cafarnaúm (Mc 1,21-28; Lc 4,31-37); 2. a otro en la región de Gerasa (Mt 8,28-34; Mc 5,1-21; Lc 8,26-39); 3. a otro que poseía a la hija de una mujer sirofenicia (Mt 15,21-28;Mc 7,24-30); 4. a otro que atormentaba a un epiléptico (Mt 17,24-20; Mc 9,14-27; Lc 9,37-43); 5. a un "demonio mudo" (Lc 11,14; Mt12,22).
Además, hay varios pasajes que hacen referencia de modo genérico a exorcismos de Jesús (Mc 1,32-34;Mc 3,10-12).
- Según los evangelios, Jesús obró tres resurrecciones:
1. Resucitó una niña de doce años, la hija de Jairo (Mc 5,21-24, Mt 9,18-26, Lc 8,40-56). Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino solo dormida (Mt 9,24;Mc 5,39;Lc 8,52). 2. al hijo de la viuda de Naín(Lc 7,11-17). 3. a Lázaro (Jn 11,1-44).
- Jesús obró también, según los evangelios, dos prodigios de tipo natural, en los que se pone de manifiesto la obediencia de las fuerzas naturales (el mar y el viento) a su autoridad.
1. Jesús ordena a la tempestad que se calme y ésta obedece (Mt 8,23-27; Mc 4,35-41; Lc 8,22-25). 2. Jesús camina sobre las aguas (Mt 14,22-33; Mc 6,45-52; Jn 6,16-21).
- Tres signos extraordinarios, que tienen un sentido acusadamente simbólico:
1. Multiplicación de los panes y los peces. Es el único de todos los milagros de Jesús que es registrado por todos los evangelios (Mc 6,32-44; Mt|14,13-21; Lc 9,10-17; Jn 6,1-13). Ocurre en dos ocasiones según los evangelios de Marcos (Mc 8,1-10) y Mateo (Mt 15,32-39); 2. la pesca milagrosa (Lc 5,1-11; Jn 21,1-19); 3. la conversión del agua en vino en las bodas de Caná (Jn 2,1-11).
Los suspicaces atribuyeron a su connivencia con Belcebú este poder de expulsar a los demonios. Jesús se defendió enérgicamente de estas acusaciones [23]. Según los relatos evangélicos, Jesús no solo tenía el poder de expulsar demonios, sino que transmitió ese poder a sus seguidores [24]. Incluso se menciona el caso de un hombre que, sin ser seguidor de Jesús, expulsaba con éxito demonios en su nombre [25].
Transfiguración
Los evangelios sinópticos [26]relatan que Jesús subió a un monte a orar con algunos de los apóstoles, y mientras oraba se transformó el aspecto de su rostro, y su vestido se volvió blanco y resplandeciente. Aparecieron junto a él Moisés y Elías. Los apóstoles dormían mientras tanto, pero al despertar vieron a Jesús junto a Moisés y Elías. Pedro sugirió que hicieran tres tiendas: para Jesús, Moisés y Elías. Entonces apareció una nube y se oyó una voz celestial, que dijo: "Este es mi Hijo elegido, escuchadle". Los discípulos no contaron lo que habían visto.
Pasión
Entrada en Jerusalén y purificación del Templo
Según los cuatro evangelios, Jesús fue con sus seguidores a Jerusalén para celebrar allí la fiesta de Pascua. Entró a lomos de un asno, para que se cumplieran las palabras del profeta Zacarías (Zc 9, 9: "He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado sobre un asno, sobre un pollino hijo de una bestia de carga"). Fue recibido por una multitud, que lo aclamó como "hijo de David" (según el Evangelio de Lucas, fue aclamado solo por sus discípulos[27]). En los evangelios de Lucas y de Juan, Jesús es aclamado como rey.
Según los evangelios sinópticos, a continuación fue al Templo de Jerusalén, y expulsó de allí a los cambistas y a los vendedores de animales para los sacrificios rituales [28] (el Evangelio de Juan, en cambio, sitúa este episodio al comienzo de la vida pública de Jesús, y lo relaciona con una profecía sobre la destrucción del Templo [29]). Profetizó la destrucción del Templo [30] y otros acontecimientos futuros.
Unción en Betania y Última Cena
En Betania, cerca de Jerusalén, fue ungido con perfumes por una mujer[31]. Según los sinópticos, la noche de Pascua cenó en Jerusalén con los Apóstoles, en lo que la tradición cristiana designa como Última Cena. En el transcurso de esta cena pascual, Jesús predijo que sería traicionado por uno de los Apóstoles, Judas Iscariote. Tomó pan en las manos, diciendo "Tomad y comed, éste es mi cuerpo" y, a continuación, cogiendo un cáliz de vino, dijo: "Bebed de él todos, porque ésta es la sangre de la Alianza, que será derramada por la multitud para la remisión de los pecados" [32]. Profetizó también, según los sinópticos, que no volvería a beber vino hasta que no lo bebiera de nuevo en el Reino de Dios [33].
Arresto
Tras la cena, según los sinópticos, Jesús y sus discípulos fueron a orar al huerto de Getsemaní. Los apóstoles, en lugar de orar, se quedaron dormidos, y Jesús sufrió un momento de fuerte angustia con respecto a su destino, aunque decidió acatar la voluntad de Dios [34] [35].
Judas había efectivamente traicionado a Jesús, para entregarlo a los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de Jerusalén a cambio de treinta piezas de plata[36]. Acompañado de un grupo armado de espadas y garrotes, enviado por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, llegó a Getsemaní y reveló la identidad de Jesús besándole. Jesús fue arrestado. Por parte de sus seguidores hubo un conato de resistencia, pero finalmente todos se dispersaron y huyeron [37].
Juicio
Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás (según el Evangelio de Juan, fue llevado primero a casa de Anás, suegro de Caifás). Allí fue juzgado ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: "Tú lo has dicho". El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús [38]. En el Evangelio de Juan, Jesús fue llevado primero ante Anás y luego ante Caifás. Solo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que aparece en los sinópticos [39]. Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces (dos según el Evangelio de Juan), como Jesús le había profetizado [40].
A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procurador [41] romano. Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. [42]Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús. [43].
Crucifixión
Jesús fue azotado, lo vistieron con un manto rojo, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo: "Salud, rey de los Judíos". [44]. Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que significa "lugar del cráneo". Le ayudó a llevar la cruz un hombre llamado Simón de Cirene. Le dieron de beber vino con hiel. El probó pero no quiso tomarlo. Los soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel con el motivo de su condena: "Este es Jesús, el Rey de los Judíos". Fue crucificado entre dos ladrones. [45].
Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: "Elí, Elí, lemá sabactani", que en arameo significa: "Dios mio, Dios mio, ¿por qué me has abandonado?", según los evangelios de Mateo y Marcos [46]. Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios [47]. También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al "discípulo a quien amaba" (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan).
Sepultura
Un seguidor de Jesús, llamado José de Arimatea, solicitó a Pilato el cuerpo de Jesús la misma tarde del viernes en que había muerto, y lo depositó, envuelto en una sábana, en un sepulcro excavado en la roca. Cubrió el sepulcro con una gran piedra. [48]Según el Evangelio de Mateo (no se menciona en los otros evangelios), al día siguiente, los "príncipes de los sacerdotes y los fariseos" pidieron a Pilato que colocase frente al sepulcro una guardia armada, para evitar que los seguidores de Jesús robasen su cuerpo y difundieran el rumor de que había resucitado. Pilato accedió y lo cuando pasaron los 3 días se les aparecio 2 angeles a los guardianes. [49].
Resurrección y Ascensión
La Resurrección de Cristo, en el Retablo de Isenheim, por el pintor alemán Matthias Grünewald (siglo XVI).
Los cuatro evangelios relatan que Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día después de su muerte y se apareció a sus discípulos en varias ocasiones [50]. En todos ellos, la primera en descubrir la resurrección de Jesús es María Magdalena. Dos de los evangelios (Marcos y Lucas) relatan también su ascensión a los cielos. Los relatos sobre Jesús resucitado varían, sin embargo, según los evangelios:
- En el Evangelio de Mateo, María Magdalena y "la otra María" fueron al sepulcro en la mañana del domingo. Sobrevino un terremoto, y un ángel vestido de blanco removió la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Los guardias, que presenciaron la escena, temblaron de miedo y "se quedaron como muertos" (Mt 28, 1-4). El ángel anunció a las mujeres la resurrección de Jesús, y les encargó que dijeran a los discípulos que fueran a Galilea, donde podrían verle. Al regresar, el propio Jesús les salió al encuentro, y les repitió que dijeran a los discípulos que fueran a Galilea (Mt 28, 5-10). Entre tanto, los guardias avisaron a los príncipes de los sacerdotes de lo ocurrido. Éstos les sobornaron para que divulgaran la idea de que los discípulos de Jesús habían robado su cuerpo (Mt 28, 11-15). Los once apóstoles fueron a Galilea, y Jesús les hizo el encargo de predicar el evangelio (Mt 28, 16-20).
- En el Evangelio de Marcos, tres discípulas de Jesús, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, fueron al sepulcro el domingo, muy de mañana, con la intención de ungir a Jesús con perfumes (Mc 16, 1-2). Vieron que la piedra que cubría el sepulcro estaba removida. Dentro del sepulcro, descubrieron a un joven vestido con una túnica blanca, quien les anunció que Jesús había resucitado, y les ordenó que dijesen a los discípulos y a Pedro que fuesen a Galilea para allí ver a Jesús. Se indica que María y sus compañeras no dijeron nada a nadie, pues tenían miedo (Mc 16, 3-8). A continuación, se dice que Jesús se apareció a María Magdalena (sin mencionar a las otras mujeres), y que esta dio al resto de los seguidores de Jesús la buena noticia, pero no fue creída (Mc 16, 9-11). Jesús volvió a aparecerse, esta vez a dos que iban de camino: cuando estos discípulos contaron lo ocurrido, tampoco se les creyó (Mc 16, 12-13). Finalmente, se apareció a los once apóstoles, a los que reprendió por no haber creído en su resurrección. Les encomendó predicar el evangelio, y subió a los cielos, donde está sentado a la derecha de Dios (Mc 16, 14-20)[51].
- En el Evangelio de Lucas, algunas mujeres, María Magdalena, Juana y María de Santiago, y otras cuyos nombres no se mencionan, acudieron al sepulcro para ungir a Jesús con perfumes. Encontraron removida la piedra del sepulcro, entraron en él y no encontraron el cuerpo (Lc 24, 1-3). Entonces se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes, quienes les anunciaron la resurrección de Jesús (Lc 24, 4-7). Las mujeres anunciaron la resurrección a los apóstoles, pero estos no las creyeron (Lc 24,8-11), excepto Pedro, que fue al sepulcro y comprobó que el cuerpo había desaparecido (Lc 24, 12). Ese mismo día, Jesús se apareció a dos discípulos que caminaban de Jerusalén a Emaús, que lo reconocieron en el momento de la fracción del pan (Lc 24, 13-35). Poco después se presentó ante los once, que creyeron que se trataba de un espíritu, pero les demostró que era él en carne y huesos, y comió en su presencia (Lc24,36-43). Les explicó el sentido de su muerte y resurrección (Lc 24,44-49), y, más tarde, los llevó cerca de Betania, donde ascendió al cielo (Lc 24,50-53).
- En el Evangelio de Juan, María Magdalena fue al sepulcro muy de madrugada y descubrió que la piedra había sido removida. Corrió en busca de Pedro y del "discípulo a quien Jesús amaba" para avisarles (Jn 20,1-2). Los dos corrieron hacia el sepulcro. El discípulo amado llegó primero, pero no entró en el sepulcro. Pedro entró primero y vio las fajas y el sudario, pero no el cuerpo. El otro discípulo entró después, "y vio y creyó" (Jn 20, 3-10). Magdalena se quedó fuera, y se le aparecieron dos ángeles vestidos de blanco. Le preguntaron: "¿Por qué lloras, mujer?", y ella contestó: "Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto". Se volvió hacia atrás, y vio a Jesús resucitado, quien le preguntó a su vez por qué lloraba. Magdalena le confundió con el hortelano, y le preguntó dónde había puesto a Jesús. Jesús la llamó: "¡María!", y ella lo reconoció, respondiendo: "¡Rabbuní!". Jesús le pidió que no lo tocara, ya que aún no había subido al Padre, y pidió que avisara a sus hermanos de que iba a subir al Padre. Magdalena fue a anunciar lo ocurrido a los discípulos (Jn 20, 11-18). Ese mismo día, por la tarde, Jesús se apareció al lugar en que los discípulos se encontraban ocultos por temor de los judíos. Les saludó diciendo "La paz sea con vosotros", les mostró la mano y el costado, y, soplando, les envió el Espíritu Santo. Uno de los once, Tomás, no estaba con el resto cuando tuvo lugar la aparición de Jesús, y no creyó que el aparecido fuera realmente Jesús (Jn 20, 19-25). Ocho días después, Jesús volvió a aparecerse a todos los discípulos, incluido Tomás. Para vencer su incredulidad, Jesús le dijo que tocara su mano y su costado. Tomás creyó en él (Jn 20, 26-29). Más adelante, Jesús volvió a aparecerse a siete de sus discípulos cuando estaban pescando junto al Mar de Tiberiades. No habían pescado nada; les pidió que volvieran a echar la red y la sacaron llena de peces. Entonces lo reconocieron, y comieron con él panes y peces (Jn 21,1-14). Tras esto, se relata una conversación entre Jesús y Pedro, en la que interviene también el "discípulo amado" (Jn 21,15-23).
Profecías en el Antiguo Testamento supuestamente concernientes a Jesús
Según los autores del Nuevo Testamento, la vida de Jesús supuso el cumplimiento de algunas profecías formuladas en algunos libros del Antiguo Testamento. Los libros bíblicos más citados en este sentido por los primeros cristianos fueron Isaías, Jeremías, los Salmos, Zacarías, Miqueas y Oseas. Para los autores del Nuevo Testamento, en una visión compartida por los cristianos posteriores, en estos textos se anuncia la venida de Jesús de Nazaret. A menudo los redactores de los evangelios, sobre todo el autor del Evangelio de Mateo, citan explícitamente estos textos para subrayar el cumplimiento de estas profecías en la vida y muerte de Jesús. Entre otras cosas, consideran que fueron profetizadas las circunstancias y el lugar de nacimiento de la muerte de Jesús (Is 7, 14; Miq 5,2 [52]; su relación con Galilea (Is 9,1 [53]); su condición mesiánica (Is 9, 6-7; Is 11, 1-9; Is 15, 5 [54]; el papel de precursor de Juan el Bautista (Is 40,3[55]); e incluso su pasión y muerte sacrificial (a este respecto se citan sobre todo cuatro poemas, incluidos en el Deutero Isaías, o "Segundo Isaías" [56], que presentan la figura de un "Siervo de Yahvé" [57], a cuyo sacrificio se atribuye un valor redentor, pero también otros muchos pasajes (Zc 12:10,
Los judíos, que también consideran sagrados estos libros, no aceptan la interpretación que de ellos hacen los cristianos. Para la investigación histórica actual, el principal interrogante es hasta qué punto estos libros influyeron en la narración que los evangelistas hicieron de la vida de Jesús.
Jesús según la investigación histórica
A diferencia de lo que ocurre con otros personajes de la Antigüedad, pero al igual que sucede con otros muchos, no existen evidencias arqueológicas que permitan verificar la existencia de Jesús de Nazaret. La explicación principal que se da a este hecho es que Jesús no alcanzó en su tiempo una relevancia suficiente como para dejar constancia en fuentes arqueológicas[58].
Por otro lado, Jesús, como otros muchos destacados filósofos y dirigentes religiosos de la Antigüedad, no escribió nada, o, al menos, no hay constancia alguna de que así haya sido. Todas las fuentes para la investigación histórica de Jesús de Nazaret son, por lo tanto, textos escritos por otros autores. El más antiguo documento concerniente a Jesús de Nazaret es el llamado papiro P52, el más antiguo manuscrito conocido del Nuevo Testamento, que contiene un fragmento del Evangelio de Juan y que data probablemente de en torno a 125-130, es decir, aproximadamente un siglo después de la fecha probable de la muerte de Jesús (hacia el año 30).
Si bien los testimonios materiales referentes a la vida de Jesús son muy tardíos, la investigación filológica ha logrado reconstruir la historia de estos textos con un alto grado de probabilidad, lo que arroja como conclusión que los primeros textos sobre Jesús (algunas cartas de Pablo) son posteriores en unos veinte años a la fecha probable de su muerte, y que las principales fuentes de información acerca de su vida (los evangelios canónicos) se redactaron en la segunda mitad del siglo I. Existe un amplio consenso acerca de esta cronología de las fuentes, al igual que es posible datar algunos (muy escasos) testimonios acerca de Jesús en fuentes no cristianas entre la última década del siglo I y el primer cuarto del siglo II.
En el estado actual de conocimientos acerca de Jesús de Nazaret, la opinión predominante en medios académicos es que se trata de un personaje histórico, cuya biografía y mensaje fueron significativamente alterados por los redactores de las fuentes, que actuaron movidos por intereses religiosos. Existe, sin embargo, una minoría de estudiosos que, desde una crítica radical de las fuentes, consideran probable que Jesús no fuese un personaje histórico real, sino una entidad mítica, similar a otras figuras objeto de culto en la Antigüedad.
Fuentes
Solo las fuentes cristianas, obviamente parciales, proporcionan información acerca de Jesús de Nazaret. Los textos cristianos documentan principalmente la fe de las comunidades primitivas, y no pueden considerarse sin más documentos históricos.
Los documentos en los que la crítica actual cree posible hallar información acerca del Jesús histórico son, principalmente, los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). Secundariamente, proporcionan también información acerca de Jesús de Nazaret otros escritos del Nuevo Testamento (Evangelio de Juan, epístolas de Pablo de Tarso), algunos evangelios apócrifos (como los de Tomás y Pedro), y otros textos cristianos.
Por otro lado, existen referencias a Jesús en unas pocas obras no cristianas. En algunos casos se ha puesto en duda su autenticidad (Flavio Josefo), o que se refieran al mismo personaje cuya vida relatan las fuentes cristianas (Suetonio). Apenas aportan alguna información, excepto que fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato (Tácito), que llamó la atención por sus "hechos portentosos" (Flavio Josefo) y que fue considerado un embaucador por los judíos ortodoxos. Sin embargo, estas escuetas referencias confirman que no se dudó de la existencia de Jesús en la Antigüedad.
Fuentes cristianas
Son muy numerosos los escritos cristianos de los siglos I y II en los que se encuentran referencias a Jesús de Nazaret. Sin embargo, solo una pequeña parte de los mismos contiene información útil acerca del mismo. Todos ellos reflejan, en primer lugar, la fe de los cristianos de la época, y solo secundariamente revelan información biográfica sobre Jesús.
Los principales son:
1) Las cartas de Pablo de Tarso: escritas, según la datación más probable, entre los años 50 y 60. Son los documentos más tempranos acerca de Jesús, pero la información biográfica que proporcionan es escasa.
2) Los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), incluidos por la Iglesia en el canon del Nuevo Testamento. En general, suelen datarse entre los años 70 y 90. Proporcionan gran cantidad de información, pero reflejan principalmente la fe de los primeros cristianos, y son documentos bastante tardíos.
3) El Evangelio de Juan, también incluido en el Nuevo Testamento. Fue escrito probablemente hacia 90-100. Suele considerarse menos fiable que los sinópticos, ya que presenta concepciones teológicas mucho más evolucionadas. Sin embargo, no puede excluirse que contenga tradiciones sobre el Jesús histórico mucho más antiguas.
4) Algunos de los llamados evangelios apócrifos, no incluidos en el canon del Nuevo Testamento. Una gran parte de estos textos son documentos muy tardíos que no aportan información sobre el Jesús histórico. Sin embargo, algunos de ellos, cuya datación es bastante controvertida, podrían transmitir información sobre dichos o hechos de Jesús: entre aquellos a los que suele concederse una mayor credibilidad están el Evangelio de Tomás, el Evangelio Egerton, el Evangelio secreto de Marcos y el Evangelio de Pedro.
Las cartas de Pablo de Tarso
Los textos más antiguos conocidos relativos a Jesús de Nazaret son las cartas escritas por Pablo de Tarso, consideradas anteriores a los evangelios. Pablo no conoció personalmente a Jesús. Su conocimiento de él y de su mensaje puede provenir de una doble fuente [59]: por un lado, sostiene en sus escritos que se le apareció el propio Jesús resucitado para revelarle su evangelio, una revelación a la que Pablo concedía gran importancia (Gal 1,11-12); por otro, también según su propio testimonio, mantuvo contactos con miembros de varias comunidades cristianas, entre ellos varios seguidores de Jesús. Conoció, según él mismo afirma en la Epístola a los Gálatas, a Pedro (Gal 2, 11-14), Juan (Gal 2, 9), y Santiago, al que se refiere como "hermano del Señor" (Gal 1, 18-19; 1 Cor 15, 7).
Aunque en el Nuevo Testamento se atribuyen a Pablo catorce epístolas, solo existe consenso entre los investigadores actuales en cuanto a la autenticidad de siete de ellas, que se datan generalmente entre los años 50 y 60 (1 Tesalonicenses, Filipenses, Gálatas, 1 Corintios, 2 Corintios, Romanos y Filemón). Estas epístolas son cartas dirigidas por Pablo a comunidades cristianas de diferentes lugares del Imperio Romano, o a individuos particulares. En ellas se tratan fundamentalmente aspectos doctrinales del cristianismo. Pablo se interesa sobre todo por el sentido sacrificial y redentor que según él tienen la muerte y resurrección de Jesús, y son escasas sus referencias a la vida de Jesús o al contenido de su predicación [60].
Sin embargo, las epístolas paulinas sí proporcionan alguna información. En primer lugar, se afirma en ellas que Jesús nació "según la Ley" y que era del linaje de David, "según la carne" (Romanos 1, 3), y que los destinatarios de su predicación eran los judíos circuncisos (Rom 15, 8). En segundo lugar, refiere ciertos detalles acerca de su muerte: indica que murió crucificado (2Cor 13, 4), que fue sepultado y que resucitó al tercer día (1Cor 15, 3-8), y atribuye su muerte a los judíos (1 Tes 2, 14) y también a los “poderosos de este mundo” (1 Cor 2, 8). Además, la Primera Epístola a los Corintios contiene un relato de la Última Cena (1 Cor, 23:27), semejante al de los evangelios sinópticos (Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 15-20).
Fuentes sinópticas
Los estudiosos están de acuerdo en que la principal fuente de información acerca de Jesús se encuentra en tres de los cuatro evangelios incluidos en el Nuevo Testamento, los llamados sinópticos: Mateo, Marcos y Lucas, cuya redacción se sitúa generalmente entre los años 70 y 100.
El punto de vista dominante en la crítica actual es que los evangelios no fueron escritos por testigos personales de la actividad de Jesús. Algunos autores, sin embargo, continúan manteniendo el punto de vista tradicional sobre esta cuestión, que los atribuye a personajes citados en el Nuevo Testamento [61]. Fueron escritos en griego por autores que no tenían conocimiento directo del Jesús histórico.
Aunque no es aceptada por la totalidad de los críticos, las afinidades entre estos evangelios suelen ser explicadas por la llamada teoría de las dos fuentes, propuesta ya en 1838 por Ch. Weisse, y que fue luego significativamente matizada por B.H. Streeter en 1924. Según esta teoría, el evangelio más antiguo es Marcos (y no Mateo, como se creía anteriormente). Tanto Lucas como Mateo son posteriores, y utilizaron como fuente Marcos, lo que explica el material común entre los tres sinópticos, denominado "de triple tradición". Pero, además, existió una segunda fuente, a la que se dio el nombre de Q, que contenía casi exclusivamente palabras de Jesús, lo cual explica el llamado material de doble tradición, que se encuentra en Marcos y Lucas, pero no en Marcos (Q es hoy considerado un documento independiente, del que incluso existen ediciones críticas, [62]). Por último, tanto Lucas como Mateo contienen material propio, que no se encuentra en ninguna de las dos fuentes hipotéticas.
El grado de fiabilidad que se concede a los evangelios depende de los estudiosos. La opinión más extendida es que son principalmente textos apologéticos, es decir, de propaganda religiosa, cuya intención principal es difundir una imagen de Jesús acorde con la fe de las primitivas comunidades cristianas, pero que contienen, en mayor o menor medida, datos acerca del Jesús histórico. Se ha demostrado que contienen varios errores históricos y geográficos, numerosas incongruencias narrativas y abundantes elementos sobrenaturales que son sin duda expresiones de fe sin ninguna base histórica. Sin embargo, sitúan a Jesús en un marco histórico verosímil, en general acorde con lo conocido mediante fuentes no cristianas, y esbozan una trayectoria biográfica bastante coherente.
La corriente de investigación llamada "Historia de las Formas", cuyos máximos representantes fueron Rudolf Bultmann y Martin Dibelius, se orientó sobre todo a estudiar la "prehistoria" literaria de los evangelios. Estos autores determinaron que los evangelios (incluido Q, considerado como un "protoevangelio") son compilaciones de unidades literarias menores, denominadas perícopas, que pertenecen a géneros literarios diferentes (narraciones de milagros, diálogos didácticos, enseñanzas éticas, etc.). Estas perícopas tienen su origen último en la tradición oral sobre Jesús, pero solo algunas de ellas se refieren a dichos y hechos verdaderos del Jesús histórico. Más adelante, otra escuela, denominada "Historia (o Crítica) de la Redacción", destacó el hecho de que, a la hora de compilar y unificar narrativamente el material de que disponían, los autores de los evangelios respondían a motivaciones teológicas.
Para datar los evangelios sinópticos, un aspecto de particular importancia son las referencias a la destrucción del Templo de Jerusalén. Estudiando estas referencias, la mayoría de los autores coinciden en afirmar que los tres sinópticos, en su estado actual, son posteriores a la destrucción del templo (año 70), en tanto que Q es muy probablemente anterior.
Los autores de los evangelios responden a motivaciones teológicas concretas. En sus obras, intentan armonizar las tradiciones recibidas acerca del Jesús histórico con la fe de las comunidades a las que pertenecen.
- Documento Q: la existencia de este "protoevangelio", como se ha dicho antes, se ha inducido a partir de la investigación textual de las afinidades entre los sinópticos. En la actualidad, se ha avanzado mucho en la reconstrucción de este texto hipotético. Se considera que fue escrito en griego [63], que contenía principalmente dichos de Jesús, y que fue redactado, probablemente en Galilea [64], en un momento anterior a la guerra judía, probablemente entre los años 40 y 60. En cuanto a su contenido, se han encontrado importantes paralelos entre Q y un evangelio apócrifo de difícil datación, el Evangelio de Tomás.
- Evangelio de Marcos: fue escrito en griego, posiblemente en Siria, y se data generalmente en torno al año 70, por lo cual se trata del evangelio más antiguo que se conserva. Se considera básicamente una recopilación de materiales de tradición escrita y oral, entre los cuales destaca, por su unidad estructural, la narración de la Pasión, pero que incluyen también antologías de milagros, tradiciones apocalípticas (especialmente Mc 13) y disputas y diálogos escolares.
- Evangelio de Mateo: fue escrito en griego, posiblemente en Siria, y es más tardío que Marcos, al que utiliza como fuente. Probablemente se redactó en los años 80 del siglo I. Combina como fuentes Q, Marcos, y otras, y su intención principal es destacar la figura de Jesús como plenitud de la Ley y los profetas del Antiguo Testamento, por lo cual utiliza abundantemente citas de las Escrituras judías.
- Evangelio de Lucas: es la primera parte de una obra unitaria cuya segunda parte es el texto conocido como Hechos de los Apóstoles, dedicada a narrar los orígenes del cristianismo. Al igual que Mateo, utiliza como fuentes Q y Marcos.
Evangelio de Juan
Generalmente se considera que el Evangelio de Juan es más tardío que los sinópticos (suele datarse en torno al año 100) y que la información que ofrece acerca del Jesús histórico es menos fiable. Muestra una teología más desarrollada, ya que presenta a Jesús como un ser preexistente, sustancialmente unido a Dios, enviado por él para salvar al género humano [65]. Sin embargo, parece que utilizó fuentes antiguas, en algunos casos independientes de los sinópticos, por ejemplo, en lo relativo a la relación entre Jesús y Juan el Bautista, y al proceso y ejecución de Jesús [66]. Relata pocos milagros de Jesús (solo siete), para los que posiblemente utilizó como fuente un hipotético "Evangelio de los Signos". En este evangelio son muy numerosas las escenas de la vida de Jesús que no tienen un paralelo en los sinópticos (entre ellas, algunas de los más conocidas, como las bodas de Caná o la resurrección de Lázaro).
Evangelios apócrifos
Se denomina evangelios apócrifos a aquellos textos sobre hechos o dichos de Jesús no incluidos en el canon del Nuevo Testamento. Como señala Antonio Piñero [67], la mayor parte de los apócrifos no aportan información válida sobre el Jesús histórico, ya que se trata de textos bastante tardíos (posteriores a 150), y que utilizan como fuentes los evangelios canónicos.
Existen, sin embargo, algunas excepciones notables: el Evangelio de Pedro, el Papiro Egerton 2 y el Papiro de Oxirrinco 840 y, muy especialmente, el Evangelio de Tomás[68]. Sobre la datación de estos textos no hay acuerdo entre los especialistas, pero la posición mayoritaria es que pueden contener información auténtica acerca de Jesús. Dado su carácter fragmentario, sin embargo, se han utilizado sobre todo para confirmar informaciones que también transmiten los evangelios canónicos.
Otros textos cristianos
- Dichos atribuidos a Jesús en otros libros del Nuevo Testamento: estos dichos son denominados convencionalmente agrapha, es decir "no escritos". Dejando aparte las cartas de Pablo, ya mencionadas, se encuentran dichos atribuidos a Jesús en Hechos de los Apóstoles (Hch 20, 35); en la Epístola de Santiago y en la Primera epístola de Pedro.
- Referencias de otros escritores cristianos de los siglos II y III, entre las que destacan:
-La primera y segunda epístolas de Clemente.
-Las cartas de Ignacio de Antioquía.
-Un texto perdido, atribuido a Papías, titulado Exposición de las palabras del Señor, que supuestamente recogía tradiciones orales sobre Jesús, y del que se conocen solo fragmentos por citas de autores posteriores, como Ireneo de Lyon y Eusebio de Cesarea [69].
Fuentes no cristianas
- Artículo principal: Referencias históricas no cristianas sobre Jesús de Nazaret
Apenas hay menciones de Jesús en fuentes no cristianas de los siglos I y II. Ningún historiador se ocupó por extenso de su historia: solo existen alusiones de pasada, algunas de ellas ambiguas y una (el "Testimonio Flaviano") de la que se sospecha que se trata de una falsificación posterior.
Estas fuentes pueden dividirse en:
a) Fuentes judías:
- Dos menciones en una obra del historiador judío Flavio Josefo, Antigüedades judías.
El primer pasaje de la citada obra que menciona a Jesús es conocido con el nombre de "Testimonio Flaviano". Se encuentra en Ant., 18, 63. Fue objeto de interpolaciones posteriores por copistas cristianos, y se discute incluso si la versión original de la obra aludía a Jesús.
El segundo pasaje tiene mayores visos de verosimilitud, ya que está estrechamente relacionado con el contexto de la obra y parece improbable que se trate de una interpolación. Se encuentra en Ant., 20, 200, y se refiere a la lapidación de Santiago, que el texto identifica como hermano de Jesús, un personaje que es identificado del mismo modo en algunos textos de Pablo de Tarso. Tampoco hay consenso acerca de este pasaje, pero la mayor parte de los autores lo considera auténtico.
- Menciones en el tratado Sanhedrin del Talmud babilónico: no está claro si estos pasajes se refieren a Jesús de Nazaret. En Sanh., 43 a. se dice que Yeshu fue colgado "la víspera de Pascua", por haber practicado la hechicería y por incitar a Israel a la apostasía. Se menciona incluso el nombre de cinco de sus discípulos: Matthai, Nakai, Nezer, Buni y Todah.
b) Fuentes romanas: brevísimas menciones en sendas obras de Plinio el Joven (62-113), Tácito (61-117) y Suetonio (m. 160). Son más bien referencias a la actividad de los cristianos:
- A comienzos del siglo II, Plinio el Joven, en una carta al emperador Trajano, menciona que los cristianos "le cantan himnos a Cristo (casi Dios, según dicen)" (Epístolas 10:96).
- Hacia 116 ó 117, el historiador Tácito, hablando de las persecuciones de Nerón, comenta que los cristianos toman su nombre "de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado por Poncio Pilato" (Anales, 15:44:2-3).
- Suetonio, hacia 120, menciona a los cristianos y en otro pasaje de la misma obra, hablando del emperador Claudio, dice que a "los judíos, instigados por Chrestus, los expulsó de Roma por sus hábitos escandalosos" (De Vita Caesarum. Divus Claudius, 25). El nombre "Chrestus" ha sido interpretado como una lectura deficiente de "Christus"; sin embargo, no puede excluirse que el pasaje haga referencia a un agitador judío en la Roma de los años 50.
Existe otro texto que, aunque es bastante dudoso, podría ser una referencia a Jesús de Nazaret: se trata de una carta, conservada en siríaco, escrita por un tal Mara Bar-Serapion, en la que se habla de un "rey sabio" condenado a muerte por los judíos. No hay acuerdo sobre si esta carta data del siglo I, II o III de nuestra era, y tampoco está claro si es o no una referencia a Jesús de Nazaret.
La escasez de fuentes no cristianas indica sin duda que la actividad de Jesús no llamó la atención en su época, a pesar de que, según las fuentes cristianas, su predicación congregó a multitudes. Estas fuentes no aportan absolutamente nada nuevo al conocimiento de Jesús como personaje histórico, y únicamente han sido aducidas para demostrar su existencia.
Metodología
La investigación histórica de las fuentes cristianas sobre Jesús de Nazaret exige la aplicación de métodos críticos que permitan discernir las tradiciones que se remontan al Jesús histórico de aquellas que constituyen adiciones posteriores, correspondientes a las primitivas comunidades cristianas.
La iniciativa en esta búsqueda partió de investigadores confesionales. Durante la segunda mitad del siglo XIX, su aportación principal se centró en la historia literaria de los evangelios.
Los principales criterios sobre los que existe consenso a la hora de interpretar las fuentes cristianas son, según Antonio Piñero [70], los siguientes:
- Criterio de desemejanza o disimilitud: según este criterio, pueden darse por ciertos aquellos hechos o dichos atribuidos a Jesús en las fuentes que sean contrarios a concepciones o intereses propios del judaísmo anterior a Jesús o del cristianismo posterior a él. Contra este criterio, se han formulado objeciones, ya que, al desvincular a Jesús del judaísmo del siglo I, se corre el peligro
- Criterio de dificultad: pueden considerarse también auténticos aquellos hechos o dichos atribuidos a Jesús que resulten incómodos para los intereses teológicos del cristianismo.
- Criterio de atestiguación múltiple: pueden considerarse auténticos aquellos hechos o dichos de Jesús de los que pueda afirmarse que proceden de diferentes estratos de la tradición. A este respecto, suelen considerarse que, al menos parcialmente, aportan fuentes independientes entre sí Q, Marcos, el material propio de Lucas, el material propio de Mateo, el Evangelio de Juan, ciertos evangelios apócrifos (muy especialmente, en relación con los dichos, el Evangelio de Tomás, pero también otros como el Evangelio de Pedro o el Evangelio Egerton), y otros. Este criterio se refiere también a la atestiguación de un mismo dicho o hecho en formas o géneros literarios diferentes.
- Criterio de coherencia o consistencia: `pueden darse también por ciertos aquellos dichos o hechos que son coherentes con lo que los criterios anteriores han permitido establecer como auténtico.
- Criterio de plausibilidad histórica: según este criterio, puede considerarse histórico aquello que sea plausible en el contexto del judaísmo del siglo I, así como aquello que pueda contribuir a explicar ciertos aspectos del influjo de Jesús en los primeros cristianos. Como resalta Piñero [71] este criterio contradice al de desemejanza, enunciado en primer lugar.
Contexto
Marco histórico
El pueblo judío, sin estado propio desde la destrucción del Primer Templo en 587 adC, en tiempos de Nabucodonosor II, había pasado varias décadas sometido, sucesivamente, a babilonios, persas, la dinastía ptolemaica de Egipto y el Imperio Seléucida, sin que se produjeran conflictos de gravedad. En el siglo II adC, sin embargo, el monarca seléucida Antíoco IV Epífanes, decidido a imponer la helenización del territorio, profanó el Templo (el Segundo Templo, reconstruido en época persa), lo que desencadenó una rebelión, acaudillada por una familia sacerdotal, los asmoneos o Macabeos, que tendría como consecuencia el establecimiento de un nuevo estado judío independiente, que duraría hasta el año 63 adC.
En este año, el general romano Pompeyo intervino en la guerra civil que enfrentaba a dos hermanos de la dinastía asmonea, Hircano II y Aristóbulo II. Con esta intervención dio comienzo el dominio romano en Palestina. Dicho dominio, sin embargo, no se ejerció siempre de forma directa, sino mediante la creación de uno o varios estados clientes, que pagaban tributo a Roma y estaban obligados a aceptar sus directrices. El propio Hircano II fue mantenido por Pompeyo al frente del país, aunque no como rey, sino como etnarca. Posteriormente, tras un intento de recuperar el trono del hijo de Aristóbulo II, Antígono, quien fue apoyado por los partos, el hombre de confianza de Roma fue Herodes, quien no pertenecía a la familia de los asmoneos, sino que era hijo de Antípatro, un general de Hircano II de origen idumeo.
Tras su victoria sobre los partos y los seguidores de Antígono, Herodes fue nombrado rey de Judea por Roma en 37 adC. Su reinado, durante el cual, según opinión mayoritaria, tuvo lugar el nacimiento de Jesús de Nazaret, fue un período relativamente próspero.
A la muerte de Herodes, en 4 adC, su reino se dividió entre tres de sus hijos: Arquelao fue designado etnarca de Judea, Samaría e Idumea; a Antipas (llamado Herodes Antipas en el Nuevo Testamento) le correspondieron los territorios de Galilea y Perea, que gobernó con el título de tetrarca; por último, Filipo heredó, también como tetrarca, las regiones más remotas:
Estos nuevos gobernantes correrían diversa suerte. Mientras que Antipas se mantuvo en el poder durante cuarenta y tres años, hasta 39, Arquelao, debido al descontento de sus súbditos, fue depuesto en 6dC por Roma, que pasó a controlar directamente los territorios de Judea, Samaría e Idumea.
En el período en que Jesús desarrolló su actividad, por lo tanto, su territorio de origen, Galilea, formaba parte del reino de Antipas, responsable de la ejecución de Juan el Bautista, y al que una tradición tardía, que solo se encuentra en el Evangelio de Lucas, hace jugar un papel secundario en el juicio de Jesús. Judea, en cambio, era administrada directamente por un funcionario romano, perteneciente al orden ecuestre, que llevó primero el título de prefecto (hasta el año 41) y luego (desde 44) el de procurador. En el período de la actividad de Jesús, el prefecto romano era Poncio Pilato.
El prefecto no residía en Jerusalén, sino en Cesarea Marítima, ciudad de la costa mediterránea que había sido fundada por Herodes el Grande, aunque se desplazaba a Jerusalén en algunas ocasiones (por ejemplo, con motivo de la fiesta de Pésaj o Pascua, como se relata en los evangelios, ya que era en estas fiestas, que congregaban a miles de judíos, cuando solían producirse tumultos). Contaba con unos efectivos militares relativamente reducidos (unos 3.000 hombres [72], y su autoridad estaba supeditada a la del legado de Siria. En tiempos de Jesús, el prefecto tenía el derecho exclusivo de dictar sentencias de muerte (ius gladii).
Sin embargo, Judea gozaba de un cierto nivel de autogobierno. En especial, Jerusalén estaba gobernada por la autoridad del sumo sacerdote, y su consejo o Sanedrín.
El carácter particular de Galilea
Aunque separada de Judea por la historia, Galilea era en el siglo I una región de religión judía. Tenía, sin embargo, algunos rasgos diferenciales, como una menor importancia del Templo, y una menor presencia de sectas religiosas como los saduceos y los fariseos. Estaba muy expuesta a las influencias helenísticas y presentaba grandes contrastes entre el medio rural y el medio urbano.
Al este de Galilea se encontraban las diez ciudades de la Decápolis, situadas todas ellas al otro lado del río Jordán, a excepción de una, Escitópolis (llamada también Bet Shean). Al noroeste, Galilea limitaba con la región sirofenicia, con ciudades como Tiro, Sidón y Aco/Tolemaida. Al sudoeste se situaba la ciudad de Cesarea Maritima, lugar de residencia del prefecto (luego procurador) romano. Por último, al sur se encontraba otra importante ciudad, Sebaste, así llamada en honor al emperador Augusto.
En pleno corazón de Galilea se encontraban también dos importantes ciudades: Séforis, muy cercana (5 ó 6 km) a la localidad de donde era originario Jesús, Nazaret; y Tiberíades, construida por Antipas y cuyo nombre era un homenaje al emperador Tiberio. Tiberíades era la capital de la monarquía de Antipas, y estaba muy próxima a Cafarnaún, ciudad que fue con probabilidad el centro principal de la actividad de Jesús.
Es importante destacar que las ciudades eran focos de influencia de la cultura helenística. En ellas residían las élites, en tanto que en el medio rural habitaba un campesinado empobrecido, del que procedía con toda probabilidad Jesús. Las ciudades eran en general favorables a Roma, como se demostró con ocasión de la Guerra Judía.
En las fuentes cristianas no se menciona que Jesús visitase ninguna de las ciudades de Galilea ni de su entorno. Sin embargo, dada la proximidad de Tiberíades a los principales lugares mencionados en los evangelios, es difícil pensar que Jesús se sustrajo por completo a la influencia helenística.
El medio campesino, del que procedía Jesús, veía con hostilidad las ciudades. Los campesinos de Galilea soportaban importantes cargas impositivas, tanto del poder político (la monarquía de Antipas), como del religioso (el Templo de Jerusalén), y su situación económica debió de ser bastante difícil.
Contexto religioso
En tiempos de Jesús, como en la actualidad, el judaísmo era una religión monoteísta, basada en la creencia en un solo Dios verdadero. Los judíos creían que Dios había elegido a su pueblo, Israel, y había establecido con él una alianza, a través, principalmente, de Abraham y Moisés. Los actos fundamentales de la alianza eran, para los judíos, la vocación de Abrahán, el éxodo y la promulgación de la ley en el Sinaí [73]. La fidelidad de los judíos a esta alianza se manifestaba, además de en su adoración al Dios único, en la fidelidad a los mandamientos de la Torá, o Ley mosaica. Esta Ley regulaba todos los aspectos de la vida de los judíos. Entre las obligaciones más conocidas estaban la obligación de circuncidar a los hijos varones, la prohibición de trabajar en sábado, y ciertas prescripciones alimentarias y de purificación.
En el siglo I, el centro del culto al Dios único era el Templo de Jerusalén. Era necesario acudir al Templo tres veces al año, durante las llamadas fiestas de peregrinación, para realizar sacrificios. El culto del Templo era administrado por los sacerdotes y levitas, cuyo número era muy elevado [74], y que desempeñaban ciertos oficios sagrados, tales como custodiar y limpiar el Templo, preparar los animales y la leña para los sacrificios, y cantar salmos durante las celebraciones públicas [75], aunque solo durante algunas semanas al año. Los sacerdotes y levitas se mantenían con los tributos de los campesinos, obligatorios para todos los judíos.
Pero el Templo no era el único lugar en que se rendía culto a Dios: en época de Jesús existía también la costumbre de reunirse cada sábado en las sinagogas. Mientras que el culto en el Templo estaba dominado por los sacerdotes, la costumbre de reunirse en las sinagogas fue promoviendo la religiosidad de los laicos [76]. En las sinagogas no se llevaban a cabo sacrificios, como en el Templo, sino que únicamente se leían y comentaban los textos sagrados.
En la época de Jesús, existían varias sectas dentro del judaísmo. El autor que más información proporciona sobre este tema es Flavio Josefo. Josefo [77] distingue entre tres sectas principales: saduceos, fariseos y esenios.
El grupo de los fariseos estaba constituido principalmente por laicos [78]. Eran conocidos por el rigor con el que interpretaban la ley. Consideraban la tradición como fuente de Ley. Creían en la inmortalidad del alma. Eran un grupo religioso bastante respetado por el pueblo.
Entre los saduceos, muchos, aunque no todos, formaban parte de la casta sacerdotal. Rechazaban la tradición como fuente de Ley, y negaban la inmortalidad del alma.
El grupo de los esenios es, para la inmensa mayoría de los investigadores, el responsable de los llamados manuscritos del Mar Muerto.
El judaísmo apocalíptico. Literatura apocalíptica intertestamentaria.
La creencia en el Mesías.
El hombre
Jesús de Nazaret nació con bastante probabilidad en torno al año 4 adC, aunque la fecha no puede determinarse con seguridad. Según la opinión hoy mayoritaria entre los estudiosos su lugar de nacimiento fue la aldea galilea de Nazaret, aunque pudo haber nacido también en Belén, en Judea, cerca de Jerusalén. Sus padres se llamaban José y María, y tuvo varios hermanos y hermanas, aunque es costumbre hebrea usar este término para referirse a primos y parientes. No hay constancia de que estuviera casado; probablemente era célibe, aunque tampoco hay ninguna fuente que lo afirme. Cuando tenía aproximadamente treinta años, se hizo seguidor de un predicador conocido como Juan el Bautista y, cuando éste fue capturado por orden del tetrarca de Galilea, Antipas, formó su propio grupo de seguidores. Como predicador itinerante, recorrió varias localidades de Galilea, anunciando una inminente transformación que denominaba Reino de Dios. Predicaba en arameo, aunque es muy probable que conociese también el hebreo, lengua litúrgica del judaísmo, tanto en sinagogas como en casas privadas y al aire libre. Entre sus seguidores había varias mujeres.
Desarrolló su predicación durante un tiempo imposible de concretar, pero que en cualquier caso no excedió de tres años, y muy probablemente fue bastante inferior.
Durante su predicación, alcanzó fama en la región como curador y exorcista. Según su punto de vista, su actividad como taumaturgo anunciaba también el Reino de Dios.
Fue acusado de borracho y comilón, amigo de publicanos y prostitutas (Mt 11,19)o de exorcizar con el poder del príncipe de los demonios (Mt, 12, 22-30). Sus familiares lo tuvieron por enajenado (Mc 3,21). Las muchedumbres le inspiraban compasión (Mt 14, 14) y la única vez que habló de su personalidad se autodefinió como manso y humilde de corazón (Mt, 11-29) pero rechazó ser llamado bueno, porque sólo Dios es bueno (Mc 10,18). La presencia viva de Jesús generaba en sus discípulos una alegría liberadora "¿acaso pueden los compañeros del novio ayunar mientras el novio está con ellos? Mientras que tienen con ellos al esposo no pueden ayunar". (Mc 2, 19)
Con motivo de la fiesta de la Pascua, acudió con un grupo de seguidores suyos a Jerusalén. Probablemente por algo que hizo o dijo en relación con el Templo de Jerusalén, aunque no pueden excluirse otros motivos, fue detenido por orden de las autoridades religiosas judías de la ciudad, quienes lo entregaron al prefecto romano, Poncio Pilato, acusado de sedición. Como tal, fue ejecutado, posiblemente en torno al año 30, por orden de las autoridades romanas de Judea. A su muerte, sus seguidores se dispersaron, pero poco después vivieron colectivamente una experiencia que les llevó a creer que había resucitado y que regresaría en un plazo breve para establecer el Reino de Dios que había predicado en vida.
Nombre
Jesús es la forma latinizada del griego Ιησους (Iesous), con el que es mencionado en el Nuevo Testamento, escrito en griego. El nombre está relacionado con el hebreo Yehoshua, que significa ‘Yahveh salva’, y que designa también a un conocido personaje del Antiguo Testamento, Josué, lugarteniente y sucesor de Moisés.
Se sabe que era un nombre frecuente en la época, ya que en la obra de Flavio Josefo son mencionados unos veinte personajes de igual denominación [79]. La forma de este nombre en arameo —el idioma de la Judea del siglo I— es la que con toda probabilidad usó Jesús: Ieshuá (ישׁוע, Yēšûaʿ).
En Marcos y Lucas, Jesús es llamado Iesous ho nazarenos (Ιησους ο Ναζαρηνός)[80]); en Mateo, Juan y a veces en Lucas se utiliza la forma Iesous ho nazoraios (Ιησους ο Ναζωραῖος [81]), que aparece también en Hechos de los Apóstoles [82]. La interpretación de estos epítetos depende de los autores: para la mayoría de los autores, ambos hacen referencia a su localidad de origen, Nazaret; otros, en cambio, interpretan el epíteto nazoraios ("nazoreo") como compuesto de las palabras hebreas neser ("retoño") y semah ("germen"); según esta interpretación, el epíteto tendría un carácter mesiánico.
Lugar y fecha de nacimiento
Jesús nació probablemente en Nazaret, en Galilea, ya que en la mayoría de las fuentes se le llama "Jesús de Nazaret" [83]. Sin embargo, dos evangelios (Lucas y Mateo), los únicos que entre los evangelios canónicos hacen referencia a la infancia de Jesús[84]., relatan su nacimiento en Belén, en Judea. Este lugar de nacimiento es el comúnmente aceptado por la tradición cristiana. Sin embargo, los investigadores actuales han puesto de relieve que los relatos de Mateo y Lucas están elaborados con temas de la tradición davídica, contienen varios elementos históricamente poco fiables, se contradicen entre sí, y muestran una clara intención de demostrar que Jesús era el Mesías, que, según Miq 5,2, debía nacer en Belén [85]. Son muchos los críticos actuales que consideran que la historia del nacimiento de Jesús en Belén es una adición posterior de los autores de estos evangelios y no se corresponde con la realidad histórica [86]
No hay referencias a Nazaret en fuentes escritas, fuera del Nuevo Testamento, antes del siglo IV. Sin embargo, excavaciones arqueológicas han documentado asentamientos en la localidad desde 2000 adC, y confirman que estaba habitada en el siglo I.
La fecha de nacimiento de Jesús no puede ser calculada con precisión, aunque la mayoría de los estudiosos coinciden en situarla en torno al año 4 adC. Las fuentes cristianas no ofrecen una cronología absoluta de los acontecimientos de la vida de Jesús, con una sola salvedad: Lc 3,1 fija el comienzo de la actividad de Juan el Bautista en "el año quince del reinado de Tiberio", que posiblemente pueda interpretarse como equivalente a los años 27, 28 o 29, y poco más adelante (Lc 3,23) indica que Jesús contaba aproximadamente 30 años al comienzo de su predicación. Los relatos de la infancia de Mateo y Lucas, aunque muy cuestionables por otras razones, coinciden en situar el nacimiento de Jesús en época de Herodes el Grande, que murió en el 4 adC. Lucas, sin embargo, añade un dato incongruente con el anterior, cuando indica que el viaje de María y José a Belén tuvo lugar siendo Quirino gobernador de Siria, es decir, después del año 6.
Convencionalmente, se adoptó como su fecha de nacimiento de Jesús la calculada en el siglo VI por Dionisio el Exiguo, basada en cálculos erróneos y que hoy sirve de inicio de la llamada era cristiana;[87] también convencionalmente, en el siglo IV comenzó a celebrarse su nacimiento el 25 de diciembre,[88]
Orígenes familiares
Sobre la familia de Jesús, todos los evangelios están de acuerdo en el nombre de su madre, María y de su padre, José, si bien dos de los evangelios (Mateo y Lucas) contienen relatos, diferentes entre sí, acerca de la concepción milagrosa de Jesús por obra del Espíritu Santo. Según estos relatos, José no habría sido su padre verdadero, sino solo su padre legal, por ser el esposo de María. La mayoría de los investigadores creen que estos relatos son bastante tardíos: no se mencionan en los evangelios de Marcos y de Juan, y existen indicios que permiten sospechar que en tiempo de Jesús éste era conocido como "hijo de José". [89]
Los hermanos de Jesús son mencionados en varias ocasiones en los evangelios y en otros libros del Nuevo Testamento (sobre este tema, véase el artículo Hermanos de Jesús). [90]. En Mc 6:3 se mencionan los nombres de los cuatro hermanos varones de Jesús: Jacob (Santiago), José, Judas y Simeón o Simón, y se indica también la existencia de dos hermanas. [91]
Son numerosas las fuentes que indican la ascendencia davídica de Jesús, a través de José (a pesar de que, como antes se ha dicho, algunos evangelios afirman explícitamente que José no fue el padre biológico de Jesús). Varios pasajes del Nuevo Testamento muestran que era llamado "hijo de David" [92], y que la idea de su origen davídico estaba muy extendida en los primeros años del cristianismo [93], aunque él nunca se refirió a sí mismo como tal. Los críticos no están de acuerdo, sin embargo, en que esta ascendencia davídica sea un dato cierto, dado que puede tratarse de una adición de los evangelistas para demostrar la condición mesiánica de Jesús. Las genealogías de Jesús que aparecen en Mateo y Lucas (Mt 1:1-16 y Lc 3:23-31) son diferentes entre sí, aunque ambas vinculan a José, padre legal de Jesús, con la estirpe de David. [94]
Otros datos: religión, lengua, profesión
La actividad de Jesús se inscribió en el marco de la religiosidad judía. De las fuentes se infiere que en general cumplió los preceptos de la Ley mosaica (aunque en ocasiones discrepara de la interpretación que de ella hacían algunos grupos religiosos), y que participó de creencias comunes en el judaísmo del siglo I (como la existencia de demonios o la resurrección de los muertos). [95]
Los investigadores están de acuerdo en que la lengua materna de Jesús fue el arameo. Aunque los evangelios están escritos en griego, contienen frecuentes expresiones en arameo, la mayor parte de ellas atribuidas a Jesús. Además, el arameo era la lengua habitual de los judíos de Galilea. Seguramente el arameo hablado en Galilea era una variante dialectal reconocible, como lo atestigua el hecho de que Pedro sea reconocido por su acento en Jerusalén (véase Mt 26, 73).
No puede aclararse si Jesús hablaba o no griego[96]. En general se cree que conocía el hebreo, que en la época era solo una lengua religiosa y de cultura, y que sabía leer, ya que en una ocasión se le presenta leyendo la Torá (en hebreo) en una sinagoga [97].
Parece ser que tanto Jesús como su padre, José, ejercieron la profesión de carpinteros [98]. En cualquier caso, hay bastante consenso en cuanto a que procedía de un medio campesino. En su predicación hizo también constantes referencias a las labores agrícolas, y apenas parece interesado por el medio urbano (no hay constancia de que en su predicación visitara nunca las principales ciudades de Galilea, a pesar de que la importante ciudad de Séforis se hallaba a corta distancia de Nazaret).
Su actividad
No se conoce con certeza cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús. Los evangelios sinópticos mencionan una sola fiesta de Pascua celebrada por él con sus discípulos en Jerusalén, durante la cual fue detenido y crucificado. Eso parece sugerir que su vida pública duró solamente un año. En el Evangelio de Juan, por el contrario,[99] se mencionan tres fiestas de Pascua, las tres celebradas por Jesús en Jerusalén, lo que hace suponer que el ministerio de Jesús se prolongó durante dos o tres años. En todos los evangelios sólo hay una indicación precisa de fecha, la que se ofrece en Lucas (Lc 3:1-2), indicando que la actividad de Juan el Bautista se inició el año 15 del mandato de Tiberio, lo que puede coincidir, según diferentes cálculos, con los años 27, 28 ó incluso 29 de nuestra era, aunque la mayoría de los autores se inclina por el año 28.[100]
La vida pública de Jesús se inicia, según todos los evangelios, con su bautismo por Juan el Bautista en el río Jordán. Es probable que Jesús iniciase su actividad como seguidor del Bautista.
Seguido de un grupo de fieles, de entre los cuales escogió a sus más allegados, los doce apóstoles o enviados, recorrió en su actividad toda Galilea (especialmente el área en torno a Cafarnaún) y las regiones aledañas de Fenicia, la Decápolis y el territorio de la tetrarquía de Herodes Filipo.
Según las fuentes cristianas, su predicación transmitía un mensaje de esperanza especialmente dirigido a los marginados y pecadores (Lc 15). Posiblemente llegó a congregar a grandes multitudes (se habla, por ejemplo, de cinco mil personas en referencia a la multiplicación de los panes y los peces).[101] Se trasladó a Jerusalén para celebrar allí la Pascua con sus discípulos, y entró triunfalmente en la ciudad.
Relación con Juan el Bautista
En los cuatro evangelios canónicos, el comienzo de la vida pública de Jesús lo marca su bautismo por Juan en el Jordán. Juan el Bautista es un personaje relativamente bien conocido gracias a la información que de él proporciona Flavio Josefo, quien afirma que era "un hombre de bien que incitaba a los judíos [...] a ser justos los unos con los otros y píos hacia Dios, y a ir juntos al bautismo" (Antigüedades judías, 18, 116-119) y relata que Herodes Antipas lo ejecutó por miedo a que levantase una revuelta[102]. El mensaje de Juan, tal y como es reflejado por las fuentes, parece bastante semejante al de Jesús; según Mateo, en su predicación hacía referencia al Reino de los Cielos [103] e insistía en la necesidad de un pronto arrepentimiento. El hecho de que Jesús se sometiese al rito bautismal sugiere que probablemente formase inicialmente parte de la comunidad religiosa del Bautista [104].
En los evangelios, Juan se considera a sí mismo un precursor, declarando que no es digno de desatar la correa de las sandalias de Jesús y que éste sustituirá su bautismo de agua por el bautismo "en el Espíritu Santo" [105]. Por su parte, Jesús habla con gran respeto de Juan, afirmando que "entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor", si bien añade que "el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él"[106]. En el Evangelio de Juan se sugiere que entre los discípulos de Jesús y del Bautista llegó a haber cierta rivalidad [107], pero se deja claro que Juan aceptó siempre su subordinación a Jesús.
Debe tenerse en cuenta que los evangelios fueron escritos por seguidores de Jesús, con la finalidad de conseguir nuevos conversos. Si, como parece, Juan el Bautista fue un personaje relativamente conocido y respetado en su tiempo (como parece demostrarlo el hecho de que Flavio Josefo se refiera a él bastante por extenso), es bastante explicable que los evangelistas lo presenten admitiendo públicamente la superioridad de Jesús.
Predicación
Del estudio de las fuentes (sobre todo los sinópticos) se infiere que Jesús predicó de forma itinerante en la zona norte de Palestina y, preferentemente, en las aldeas que bordeaban el lago de Genesaret. Sus seguidores fueron principalmente de extracción campesina, y le acopañaron también varias mujeres, lo cual resulta inusual en el contexto de los movimientos religiosos del judaísmo. Escogió a doce apóstoles o enviados, posiblemente en representación de las doce tribus de Israel. Ni los nombres de los apóstoles ni los relatos de cómo se unieron a Jesús coinciden en todos los evangelios, pero todos concuerdan en la cifra de doce.
La crítica es prácticamente unánime en considerar que el núcleo de la predicación de Jesús era el anuncio del Reino de Dios. Sin embargo, existen importantes discrepancias a la hora de interpretar qué significa esta expresión en el contexto de la predicación de Jesús. El "Reino de Dios" se anuncia como algo inminente; en este sentido, la predicación de Jesús se inserta en el contexto de la literatura apocalíptica del judaísmo, en la que existe la esperanza de una próxima intervención de Dios en los asuntos humanos. Para entrar en el Reino de Dios que Jesús profetiza es necesaria una transformación interior (metanoia)que alcanza todos los ámbitos de la existencia humana; así, quien no se hace como un niño no entrará en el Reino (Mt 18, 1-5) y el perdón es condición para un culto eficaz (Mt, 5, 21-26).
Jesús describió el Reino de Dios utilizando parábolas, en muchas de las cuales aparece un contraste entre un inicio pequeño e insignificante y un final espléndido (Mt 13,31-34) un padre generoso y unos invitados al banquete ocupados y desagradecidos (Mt 22, 1-14), un rey compasivo y un siervo sin piedad (Mt 18, 21-35) un viñador confiado y unos arrendatarios infieles (Lc 20, 9-19) un sembrador despreocupado y distintos tipos de tierra (Mc 4,1-9).
Hay bastante consenso entre los especialistas en cuanto a que la predicación de Jesús iba dirigida en exclusiva al pueblo de Israel. Según Mateo, así lo dijo: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt 15:24). Se admite, sin embargo, que algunos gentiles podrían participar de este mensaje. Según los evangelios, sanó a algunos gentiles, como el criado del centurión de Cafarnaún o la hija de la mujer sirofenicia, conmovido por la fe que demostraron.
No hay unanimidad entre los estudiosos con respecto a si Jesús se consideró a sí mismo como el Mesías de Israel, como afirman los evangelios canónicos, o si su identificación como tal pertenece a la teología de las primeras comunidades cristianas. En los sinópticos, y especialmente en el Evangelio de Marcos, Jesús admite implícitamente que es el Mesías, pero pide en numerosas ocasiones a sus discípulos que no lo divulguen ("secreto mesiánico").
Se considera generalmente un dato histórico que Jesús se designó a sí mismo como "Hijo del Hombre", aunque no está claro si se trata de un título escatológico, como parece desprenderse de su empleo en el Libro de Daniel y otros textos intertestamentarios, o si es un mero circunloquio semítico para hacer referencia a la primera persona del singular.
En líneas generales, la predicación de Jesús se mantuvo en el marco del judaísmo de su época. En algunos aspectos, sin embargo, entró en conflicto con la interpretación que de la ley judía hacían otros grupos religiosos (fundamentalmente saduceos y fariseos), sobre todo en dos aspectos: la observancia del sábado y la pureza ritual. Existen discrepancias sobre cómo interpretar estos conflictos: así una controversia ética (prioridad del bien del hombre sobre la letra del precepto, de lo interior sobre lo exterior) o una controversia de autoridad (Jesús tiene un poder recibido de lo alto y lo ejerce) o una controversia escatológica (se inaugura un nuevo tiempo).
En la predicación de Jesús, tienen una gran importancia sus enseñanzas éticas. El centro de la ética de Jesús era el amor al prójimo, al desvalido de quien no se puede recibir contraprestación (Lc 14,13) y, muy especialmente, el amor al enemigo (única manera de distinguirse de los paganos que aman a los que les aman a ellos)(Mt 5, 44-48, Lc 6, 27-38). Para algunos autores, las ética que Jesús predicaba tiene un carácter provisional, y se orienta sobre todo a la época de preparación del Reino de Dios. Por ese motivo también, la ética de Jesús enfatiza la renuncia a los bienes materiales. En todo caso, las fuentes coinciden en que no se puede servir a Dios y a las riquezas (Mt 6, 24)
Jesús y las mujeres
Son muchos los especialistas que han llamado la atención acerca de la coincidencia en las fuentes sobre la especial consideración que Jesús parece haber tenido hacia la mujeres de diversa condición, en especial las marginadas, enfermas y pecadoras públicas. Algo, en cierta medida, novedoso para un rabí de la época. Los ejemplos son múltiples: así la encorvada a la que se acerca y cura en sábado llamándola hija de Abrahán, título exclusivamente masculino (Lc 13,11); la que sufría una patología femenina extrema que la hacía impura y excluída y que alcanza a tocarle sin que Jesús pueda evitar curarla (Mc 5,25-34); la extranjera pagana, único personaje en los evangelios canónicos que le convence en una discusión, moviéndole el corazón (Mt 15,28); la viuda a la que Jesús se acerca por propia iniciativa, conmovido (Lc 7,13); la prostituta que le unge, con escándalo de los presentes, y a la que le son perdonados los pecados porque "ha amado mucho" (Lc 7, 37-47); la viuda pobre a la que Jesús ensalza por su generosidad (Mc 12, 41-44); Marta y María, las amigas que le acogen en su casa (Lc 10, 38-42) etc.
Las fuentes sinópticas coinciden también en que entre los discípulos itinerantes de Jesús se encontraban mujeres (María Magdalena, Juana, Salomé...), algo no muy común en una sociedad patriarcal. E incluso afirman que permanecieron al pie de la cruz cuando todos habían huído (Mc 15,40-41). Resulta también paradójico que se reconozca como primeros testigos de la resurrección a mujeres, cuyo testimonio apenas tenía validez en aquel contexto social (Mc 16, 11).
Por otro lado, en sus diatribas contra los escribas y fariseos Jesús les reprocha que devoren los bienes de las viudas con pretextos religiosos (Lc 20, 18)y a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo les llega a asegurar que las prostitutas les precederán en el Reino de Dios (Mt 21, 31)
Por su parte, en el Evangelio de Juan, destacan algunos personajes femeninos: la enemiga étnica de vida licenciosa que es interlocutora del discurso del "agua viva" y de la "adoración en espíritu y en verdad", que acaba evangelizando a sus convecinos samaritanos; Marta de Betania, protagonista de un diálogo fundamental sobre la "resurrección y la vida"; y la mujer adúltera a la que Jesús salva de morir lapidada conforme a la Ley de Moisés. Incluso la crítica histórica y exegética más exigente reconoce que, más allá del caracter kerigmático de estos relatos, se esconde un trasfondo histórico en donde el predicador judío, Jesús de Nazaret, otorgó una consideración llamativa a las mujeres de su tiempo.
Milagros
Tanto las fuentes sinópticas como el Evangelio de Juan presentan a Jesús como hacedor de milagros. También destaca esta faceta de su actividad el Testimonio Flaviano, donde se indica que "llevó a cabo hechos sorprendentes" (Ant., XVIII, 63), aunque no puede asegurarse que no se trate de una interpolación cristiana posterior.
En líneas generales, la investigación actual no concede credibilidad histórica a los hechos maravillosos de Jesús que tienen que ver con alteraciones de las leyes de la Naturaleza, que se consideran proyección de la fe de los primeros cristianos. [108] y, como tales, requieren una interpretación simbólica, no literal. En gran medida los relatos de milagros pueden tener un origen helenístico: Rudolf Bultmann encontró paralelos entre los relatos de los milagros de Jesús y otros similares de la tradición helenística, lo que le llevó a concluir que "parece probable que los relatos taumatúrgicos tienen generalmente un origen helenístico" [109].
No obstante, se acepta en general que Jesús fue considerado por sus contemporáneos como capaz de curar ciertas enfermedades y de exorcizar demonios, lo que puede interpretarse a la luz de las creencias populares en la Palestina del siglo I. Los sinópticos, y especialmente el Evangelio de Marcos, ofrecen numerosos testimonios de este tipo de actividad, y no parece probable que se trate de adiciones posteriores. Estos testimonios coinciden además con los de las fuentes talmúdicas, donde se relata que Jesús fue ejecutado como hechicero. Algunos investigadores, como el estadounidense Morton Smith [110], han llegado a considerar este tipo de prácticas como las más importantes en el magisterio de Jesús, hasta el punto de identificarlo como un mago helenístico, similar a otros, aproximadamente contemporáneos, como Apolonio de Tiana.
Muerte
La mayoría de las fuentes [111] que hacen referencia a la muerte de Jesús concuerdan en que murió crucificado por orden del entonces prefecto romano en Judea, Poncio Pilato.
Que la orden de la ejecución de Jesús partió de la autoridad romana lo confirma lo que se sabe acerca de los procedimientos jurídicos en las provincias del Imperio Romano. Las sentencias capitales eran competencia exclusiva del funcionario romano, que tenía el llamado ius gladii ("derecho de espada") [112]. Solo los romanos, además, utilizaban la crucifixión como método de ejecución.
Existen, sin embargo, discrepancias entre los investigadores a la hora de determinar algunas circunstancias de la ejecución. En primer lugar, en cuanto al delito del que fue acusado Jesús y por el cual fue condenado a la pena capital. En segundo lugar, en cuanto al grado de implicación de las autoridades judías de Jerusalén en el juicio y sentencia de Jesús.
Cronología
Ninguna de las fuentes ofrece una fecha exacta para la muerte de Jesús. Sin embargo, tanto las fuentes sinópticas como el Evangelio de Juan coinciden en que Jesús murió un viernes. Según los sinópticos, este viernes coincidió con el primer día de la fiesta de Pésaj (Pascua judía), que se celebraba el día 15 del mes hebreo de Nisán. El Evangelio de Juan, en cambio, indica que la muerte de Jesús ocurrió el día anterior a dicha fiesta (es decir, el 14 de Nisán), la tarde en la que en el Templo de Jerusalén se sacrificaban los corderos pascuales. Se ha indicado que la información dada por Juan puede estar motivada por su intención de identificar a Jesús como el verdadero Cordero de Dios, ya que su muerte, en el relato joánico, tiene lugar a la misma hora en que en el templo se sacrificaban los corderos para la fiesta de Pascua [113].
Todas las fuentes están de acuerdo en que la ejecución de Jesús tuvo lugar durante el mandato de Poncio Pilato (26-36). Si se acepta como cierta la información que aportan los sinópticos, la muerte de Jesús pudo haber ocurrido en el 27 ó el 34, ya que en estos dos años el 15 de Nisán cayó en viernes. Si se cree, en cambio, que la información más fidedigna es la aportada por el Evangelio de Juan, las fechas posibles son el 30 y el 33, años en los que el 14 de Nisán fue viernes.
Algunos autores han intentado armonizar los datos aportados por los sinópticos y por Juan, apelando al uso de dos calendarios diferentes (un calendario lunar oficial y otro solar, utilizado por los esenios). No hay indicios, sin embargo, de que Jesús siguiese otro calendario diferente del que regía las festividades oficiales [114].
Aunque la tradición cristiana considera generalmente que, en el momento de su muerte, Jesús tenía 33 años, es perfectamente posible que tuviera una edad superior, dado que, como se dijo más arriba, posiblemente nació antes del 4 adC (fecha de la muerte de Herodes el Grande). [115]. El número 33 con el tiempo ha acabado adquiriendo un sentido simbólico y ha sido empleado por organizaciones como la masonería, que divide su escalafón en 33 grados (siendo el 33 el grado superior).
Motivos de la ejecución de Jesús
Como se ha dicho antes, la inmensa mayoría de los investigadores coincide en que Jesús murió crucificado por orden de las autoridades romanas de Judea. Los ejecutados por crucifixión eran generalmente esclavos y sediciosos; por ello, hay un gran consenso en cuanto a que el delito por el que Jesús fue crucificado fue el de sedición contra las autoridades romanas. Un fuerte argumento en favor de esta hipótesis es la inscripción que, según los cuatro evangelios [116], se colocó en la cruz por orden de las autoridades romanas, en la que se llama a Jesús "rey de los judíos"; se sabe que era costumbre en la época dar a conocer mediante un rótulo la naturaleza del delito de los ejecutados. [117] Sin embargo, esta imagen de un Jesús sedicioso no se ajusta a la visión general que del personaje se nos da en los evangelios, ya que en ningún momento se nos presenta a Jesús en confrontación directa con las autoridades romanas.
Otra posibilidad es que la crucifixión de Jesús hubiese obedecido a la instigación de las autoridades judías de Jerusalén, quienes habrían presionado al gobernador romano para que ejecutase a Jesús. De hecho, esta posibilidad se ajusta perfectamente a lo relatado en los evangelios, según los cuales Jesús fue en primera instancia juzgado por el Sanedrín, y solo después conducido ante Pilatos. Las razones entonces habría que buscarlas en la acusación de blasfemia hecha por el Sanedrín (Mc 14,63), tal vez en relación con la profecía de la destrucción del Templo. Esta hipótesis, sin embargo, también presenta problemas.
Se cree, en líneas generales, que existe una cierta tendencia en los evangelios a exculpar a Pilatos de la responsabilidad de la muerte de Jesús, y a culpar, en cambio, a los judíos. Debe tenerse en cuenta que, en la época supuesta de la redacción de los evangelios, los primeros cristianos sufrieron con frecuencia persecuciones por parte de los judíos ortodoxos; por otra parte, para evitar despertar el recelo de las autoridades romanas en las primeras décadas del cristianismo, podría haber resultado conveniente soslayar que el fundador de la nueva religión había sido ejecutado por sedición. Hasta qué punto esto es así es objeto de debate, aunque en la actualidad hay bastante acuerdo en cuanto a que el relato del proceso de Jesús tal y como se narra en los evangelios no puede ser considerado plenamente fiel a los hechos.
Teorías minoritarias acerca del Jesús histórico
Jesús mítico
Algunos autores niegan de forma absoluta la validez histórica de las fuentes cristianas, y sostienen que la figura de Jesús es el resultado de una falsificación consciente por parte de los primeros cristianos. Según esta teoría, Jesús no fue un personaje histórico, sino una entidad mítica, producto del sincretismo entre las religiosidades helenística y judía.
Los principales argumentos que apoyan esta postura son:
- En la literatura cristiana del siglo I, excluidos los evangelios, apenas hay referencias a la actividad de Jesús. Ninguno de estos textos registra sus enseñanzas, sus milagros ni el proceso que llevó a su ejecución. Earl Doherty llama a esto, de forma irónica, "una conspiración de silencio" [118].
Doherty, en concreto, atribuye la invención de la figura de Jesús al autor del Evangelio de Marcos [119].
En la actualidad, los principales defensores de esta teoría en medios académicos son Earl Doherty, Alvar Ellegård, G. A. Wells, y Timothy Freke y Peter Gandy.
La mayoría de los estudiosos consideran esta teoría bastante inverosímil.
Otras teorías minoritarias
- Otra teoría es la que considera que Jesús fue principalmente un revolucionario mesiánico, que pretendía redimir a Israel e instalar un régimen teocrático (el Reino de Dios). Esta teoría relaciona a Jesús con el movimiento de los zelotes, y se basa principalmente en el dato, corroborado por fuentes no cristianas (Tácito, Flavio Josefo) de su ejecución en la cruz, suplicio reservado a los condenados por sedición. Según estos autores, aquello que en las fuentes contradice esta teoría sería el resultado de una reelaboración de la historia de Jesús por parte de sus seguidores, realizada tras su muerte. El principal defensor de esta teoría es S.F.G. Brandon : Jesus and the Zealots: A Study of the Political Factor in Primitive Christianity (1967).
- Otras teorías relacionan a Jesús con la secta de los esenios.
- Algunos autores, como Burton Mack o John Dominic Crossan [120] piensan que Jesús fue principalmente un maestro ético, cuyas enseñanzas tienen grandes afinidades con la filosofía cínica
- Morton Smith, en su libro Jesus the magician, identifica a Jesús como un mago.
Repercusiones históricas de Jesús de Nazaret
Es abismal la diferencia entre la mínima repercusión histórica que la predicación de Jesús alcanzó durante su vida y su influencia posterior en la historia universal. El movimiento religioso iniciado por Jesús, escindido del judaísmo, terminó convirtiéndose en una nueva religión, el cristianismo, que fue ganando adeptos por todo el ámbito del Mediterráneo durante los primeros siglos de nuestra era. A pesar de ser duramente criticada, e incluso perseguida, durante el siglo IV la religión cristiana llegó a ser la religión principal (oficialmente la única a partir del Edicto de Tesalónica) del Imperio Romano. La Iglesia cristiana alcanzó un enorme poder, y mantuvo su estructura fuertemente jerarquizada después de las invasiones bárbaras que marcaron el final del Imperio Romano de Occidente. En Oriente, continuó siendo la religión oficial del Imperio Bizantino hasta el final de este estado, a mediados del siglo XV, si bien en gran parte de los antiguos territorios orientales del Imperio Romano se vio desplazada, a partir del siglo VII, por el avance del Islam.
El cristianismo se incorporó a la herencia cultural de Europa, hasta el punto de ser considerado en la actualidad por muchos uno de sus principales rasgos de identidad. Con la expansión de la cultura europea que comenzó en el siglo XV, esta religión se difundió por otros muchos lugares del mundo, especialmente por América, donde es hoy también la religión más importante. En la actualidad, la religión cristiana, en sus diferentes denominaciones, es la que cuenta con mayor número de seguidores en todo el mundo.
La historia de la Iglesia cristiana, tanto en Oriente como en Occidente, ha sido en gran medida la de la lucha entre diferentes concepciones del cristianismo, que desembocaron en varios cismas, con la consiguiente aparición de nuevas iglesias, por lo que en la actualidad no existe una sola, sino muy variadas confesiones cristianas. Todas estas variantes del cristianismo comparten, sin embargo, una visión de Jesús de Nazaret relativamente unitaria en lo esencial (véase más abajo la sección Jesús en el cristianismo).
El cristianismo, y especialmente la figura de Jesús de Nazaret, ha ejercido hasta la actualidad una enorme influencia en todos los aspectos de la cultura de Europa y de América (sobre algunos aspectos de la influencia de Jesús en la cultura, véanse las secciones Jesús en el arte, Jesús en la literatura, Jesús en el cine).
Jesús en el cristianismo
- Artículo principal: Cristo
La figura de Jesús de Nazaret es el centro de todas las religiones denominadas cristianas, aunque existen diferentes interpretaciones acerca de su persona. [121] En general, para los cristianos, Jesús de Nazaret es el protagonista de un acto único[122] e intransferible, por el cual el hombre adquiere la posibilidad de elevarse por encima de su naturaleza caída y alcanzar la salvación.[123] Dicho acto se consuma con la resurrección de Jesús de Nazaret. La resurrección es, por tanto, el hecho central del cristianismo y constituye su esperanza soteriológica. Como acto, es privativo de la divinidad e inasequible al hombre. De forma más precisa, la encarnación, la muerte y la resurrección compensan en tres actos sucesivos los tres obstáculos que separaban, según la doctrina cristiana, a Dios del hombre: la naturaleza[124], el pecado[125] y la muerte[126]. Por la encarnación, la naturaleza divina se hace humana[127]. Por la muerte, se supera el pecado y por su resurrección, la muerte[128].
Históricamente, el nucleo de la doctrina cristiana quedó fijado en el Concilio de Nicea, con la formulación del Símbolo Niceno. Este concilio es reconocido por las principales denominaciones cristianas: católicos, ortodoxos y las diferentes iglesias protestantes. El texto del Credo Niceno en lo referente a Jesús es el siguiente:
Y en un Señor Jesucristo, el Hijo de Dios; engendrado como el Unigénito del Padre, es decir, de la substancia del Padre, Dios de Dios; luz de luz; Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no hecho; consubstancial al Padre; mediante el cual todas las cosas fueron hechas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra; quien para nosotros los humanos y para nuestra salvación descendió y se hizo carne, se hizo humano, y sufrió, y resucitó al tercer día, y vendrá a juzgar a los vivos y los muertos.
Existen, sin embargo, iglesias no trinitarias, que no reconocen la existencia de una trinidad de personas en Dios: Unitarismo.
Jesús de Nazaret es también considerado la encarnación del Hijo, segunda persona o hipóstasis de la trinidad cristiana. Es Hijo por naturaleza y no por adopción, lo que quiere decir que su divinidad y su humanidad son inseparables. La relación entre la naturaleza divina y humana quedó fijada en el Concilio de Calcedonia en estos términos:
Siguiendo con unanimidad a los santos padres, nosotros enseñamos que se ha de confesar un solo y mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, perfecto en su divinidad y perfecto en su humanidad, verdadero Dios y verdadero hombre con alma racional y cuerpo; consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad; en todo semejante a nosotros menos en el pecado, nacido del Padre antes de todos los siglos según la divinidad, y en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, nacido de María, la virgen, (madre) de Dios, según la humanidad: uno y el mismo Cristo Señor Hijo Unigénito en dos naturalezas bien distintas, inmutables, indivisibles, inseparables; la diferencia de naturalezas en ningún modo es suprimida por la unión, más bien se conservan las propiedades de cada naturaleza y concuerdan en una persona y en un sujeto. No (está) dividido ni partido en dos personas, sino que uno y el mismo es Hijo único, Dios, Verbo, Jesús Señor, como desde el principio los profetas y el mismo Jesucristo nos enseñó y transmitió el símbolo de los padres. Tras haber sido reguladas totalmente por nosotros estas cosas, con toda exactitud y armonía, este santo sínodo ecuménico definió que a nadie se permita proferir otra fe ni escribirla, ni adaptarla, ni pensarla o enseñarla a otros. [129]
Denominaciones cristianas con discrepancias conciliares
Existen algunas religiones cristianas minoritarias que no comparten las definiciones dogmáticas del Concilio de Nicea, del Concilio de Éfeso y el Concilio de Calcedonia. Artículo principal: Disputas cristológicas
- Nestorianismo: variante doctrinal inspirada en el pensamiento de Nestorio que cuenta con iglesias activas actualmente como la Iglesia Asiria de Oriente. El centro de su doctrina es el rechazo a considerar que el Dios Hijo pudo ser niño alguna vez. En consecuencia separan la persona humana y la persona divina de Jesús. Fue rechazada por el Concilio de Éfeso.
- Monofisismo: es la variante doctrinal que unifica en una las dos naturalezas de Jesús de nazaret. Fue promovida por Eutiques y rechazada en el Concilio de Calcedonia. Las Antiguas iglesias orientales son denominaciones monofisitas.
Jesús en los nuevos movimientos religiosos de origen cristiano
Varios movimientos religiosos de impronta cristiana, generalmente protestante, surgidos a partir de la segunda mitad del siglo XIX, se apartan de las creencias de las religiones cristianas mayoritarias en lo referente a la trinidad divina, y a la naturaleza de Cristo y su misión. Se discute por ello si estos movimientos pueden considerarse propiamente cristianos. Para los mormones, por ejemplo, aunque aparentemente creen en la trinidad, Jesús fue engendrado por la unión carnal entre Dios y María y logra la redención no mediante el poder salvador de su muerte en la cruz, sino mediante su ejemplo y sus enseñanzas [130]. Los mormones también mantienen la creencia de que, después de su resurrección, Jesucristo vivió en América y continuó allí su enseñanza.[131] Los testigos de Jehová no niegan la divinidad de Cristo, aunque lo consideran supeditado a Jehová y lo identifican con el arcángel Miguel. No creen en la trinidad y consideran a Jesucristo la primera de las criaturas.[132]
Algunos de los nuevos movimientos religiosos no creen en la existencia de la trinidad divina: entre ellos se cuentan la Iglesia Universal de Dios, que asimila a Jesucristo con Yahvé, Dios Padre [133]); la Iglesia Científica de Cristo, que distingue entre el Jesús humano, y una idea divina, Cristo, que descendió sobre él, por lo cual Jesucristo no es Dios [134]
Los adventistas del Séptimo Día hacen hincapié, como la mayoría de los grupos adventistas, en una escatología de signo milenarista que considera inminente la Parusía o Segunda venida de Cristo, la cual se realizará de modo visible y tangible.[135]
Otros movimientos se apartan bastante más de las creencias cristianas, ya que niegan de plano la divinidad de Jesús e incluso su misión salvadora. [136]
Jesús en otras religiones
Jesús según el judaísmo
- Artículo principal: Ieshú
- Artículo principal: Yeshúa
El judaísmo, religión en cuyo marco se desarrolló la predicación de Jesús, rechaza la creencia de que Jesús es Dios, ya que resulta incompatible con su estricto monoteísmo. Igualmente rechaza su identificación con el Mesías o como profeta.
En líneas generales, puede decirse que el judaísmo prestó escasa atención a Jesús de Nazaret. Sin embargo, un personaje llamado Yeshu (alt: Jeshu, Yeishu, en hebreo: יש"ו) es mencionado en antiguos textos rabínicos, entre ellos el Talmud de Babilonia, redactado en fecha anterior al año 600, y la literatura midrásica, de entre 200 y 700. El nombre es similar, aunque no idéntico, a Yeshua, que es considerado por muchos autores el nombre original de Jesús en arameo. Además, en varios manuscritos del Talmud de Babilonia aparece con el sombrenombre "ha-Notztri", que puede significar "el Nazareno". Por este motivo, y por ciertas coincidencias entre la historia de Jesús conocida por los evangelios cristianos y la del Yeshu citado en el Talmud, algunos autores han identificado a ambos personajes. Existen, sin embargo, discrepancias sobre este punto.
En los textos rabínicos, Yeshu es caracterizado desde un punto de vista muy negativo: aparece como un embaucador que empuja a los judíos a apostatar de su religión.
Jesús en las religiones gnósticas
- Artículo principal: Gnosticismo
El gnosticismo es un conjunto de religiones heterogéneas que florecieron cuando las religiones locales de Asia entraron en contacto con el helenismo. A pesar de su diversidad de contenidos, comparten algunos rasgos a veces de estilo y a veces de contenido. Por ejemplo, era muy común en ellas atribuir al mundo un origen maligno o defectuoso. Para algunas religiones gnósticas, el mundo había sido creado por malignos demiurgos que tenían al hombre encerrado en la existencia terrenal e ignorante de su condición de prisionero. Para otras, el mundo era el fruto de un fracaso o tragedia creativos. Los que conocían (gnosis) esta verdad podían intentar escapar. En contacto con el cristianismo, aparecieron nuevas variantes gnósticas. Las más destacadas fueron:
- Marción de Sínope (siglo II): es el único gnóstico que reconoció a Jesús de Nazaret como único y verdadero Hijo de Dios. Sin embargo, el Dios que propugna Marción no es el Dios del Antiguo Testamento y por lo tanto su acto, más que redentor, es liberador. Es decir, el Dios del Antiguo Testamento crea al hombre y el Dios del Nuevo Testamento lo libera o manumite pagando para ello el precio de su sangre.
- Valentín (siglo II): fue el fundador de otra escuela gnóstica. Para él, Jesús de Nazaret fue una divinidad creada para redimir a la propia divinidad de un defecto o desorden interno sufrido durante el proceso de la creación.
- Simón Mago (siglo I): fue un predicador gnóstico que se autoproclamó encarnación del Padre. Para él, Jesús de Nazaret había sido una encarnación previa del Hijo.
- Basílides de Alejandría (siglo II): fue el fundador de otra secta gnóstica. Consideraba que la muerte de Jesús era incompatible con su naturaleza divina y, por lo tanto, había sido una muerte aparente o virtual como diríamos ahora.
- Mani (siglo III): fundador del Maniqueísmo. Dentro de su sistema, Jesús de Nazaret, Zoroastro y Buda habían sido tres predecesores cuya enseñanza él completaba y culminaba.
Jesús según el Islam
- Artículo principal: Isa
Jesús, llamado en lengua árabe `Īsā o `Īsā ibn Maryam (‘Jesús, hijo de María’), es uno de los principales profetas del Islam. Según el Corán, fue uno de los profetas más queridos por Dios y, a diferencia de lo que ocurre en el cristianismo, para los musulmanes no tiene carácter divino. Existen notables diferencias entre el relato de los Evangelios y la narración coránica de la historia de Jesús.
La virginidad de María es plenamente reconocida (Corán, 3,41; 5,19; 19,22 y ss). Jesús es quien anunció la llegada de Mahoma como último profeta (Corán, 3,75; 61,6), aunque siguen su vida y prédica a través de los textos de los evangelios apócrifos. La muerte de Jesús es tratada de forma compleja, al no reconocer explicitamente su sacrificio, sino que antes de la muerte es sustituido por otro ser -del que nada se dice-, mientras Jesús asciende con Dios y burla a los judíos (Corán, 3,48; 4,156). La muerte ignominiosa de Jesús no se contempla, aunque sí se afirma su regreso el día del Juicio Final (Corán, 4,157; 43,61) y el descubrimiento, en ese día, de que la obra de Jesús fue verdadera (en el sentido de enviado por Dios).
Jesús en la ficción y en el arte
Jesús en el arte
En un primer momento, el arte cristiano evitó representar a Jesús en forma humana, prefiriendo evocar su figura mediante símbolos, tales como el monograma formado por las letras griegas Χ y Ρ, iniciales del nombre griego Χριστός (Cristo), en unión a veces de Α y Ω, primera y última letras, respectivamente, del alfabeto griego, para indicar que Cristo es el principio y el fin; el símbolo del pez (Ikhtus, en griego, acróstico de Iesous Khristos Theos uios Soter ("Jesucristo hijo de Dios Salvador"); el Cordero de Dios; o incluso mediante símbolos antropomórficos, como el del Buen Pastor.
Más tarde aparecieron representaciones de Cristo, primero presentado como un joven imberbe. A partir del siglo IV) fue representado casi exclusivamente con barba. En el arte bizantino se hicieron habituales una serie de representaciones de Jesús, algunas de las cuales, como la imagen del Pantocrátor, tuvieron un amplio desarrollo en el arte europeo medieval.
Jesús en la literatura
Desde finales del siglo XIX, son numerosos los autores literarios que han dado su interpretación personal de la vida de Jesús. Entre las obras más destacadas que han tratado el tema pueden citarse:
- Fiodor Dostoievski: Los hermanos Karamazov (1880).
- Robert Graves: Rey Jesús (1947).
- Nikos Kazantzakis: La última tentación de Cristo (1951), en la que se basaría Martin Scorsese para su película homónima.
- José Saramago: El Evangelio según Jesucristo (1991).
- Norman Mailer: El Evangelio según el Hijo (1997).
- Gore Vidal: En directo desde el Gólgota (1992); también parcialmente basado en la historia de Jesús de Nazaret, Mesías, 1955.
El misterio de la vida de Jesús ha sido también el tema de algunas obras de literatura de consumo, a veces en géneros como la ciencia ficción o la novela de misterio:
- Juan José Benítez: Caballo de Troya (1984-2006; saga de varios volúmenes).
Jesús en el cine
La vida de Jesús según los relatos del Nuevo Testamento, y generalmente desde una perspectiva cristiana, ha sido un tema frecuente en el cine casi desde su misma aparición. De hecho, Jesús de Nazaret es uno de los personajes más interpretados en el cine.
Ya en 1898 la vida de Jesús fue llevada a la pantalla por Georges Hatot y Louis Lumière, en un filme titulado La vie et la passion de Jésus-Christ [137]. En 1905, Lucien Nonguet y Ferdinand Zecca rodaron una producción más ambiciosa con el mismo título para la compañía Pathé. Son numerosas las versiones de la vida de Jesús rodadas durante la época del cine mudo, entre ellas uno de los segmentos que forman la célebre Intolerancia, de David Wark Griffith.
En la época de esplendor del cine de Hollywood se llevaron a cabo varias adaptaciones, más o menos fieles, de los relatos evangélicos al cine. Destacan superproducciones como Rey de reyes (Nicholas Ray, 1961) y La historia más grande jamás contada (George Stevens, 1965). En contraste con la espectacularidad de estas producciones estadounidenses, Pier Paolo Pasolini rodó en 1964 El Evangelio según San Mateo, en blanco y negro, y con una escrupulosa fidelidad al texto del evangelio en el que se basa.
En 1977, el italiano Franco Zeffirelli produjo una ambiciosa serie de televisión sobre la vida de Jesús, titulada Jesús de Nazaret.
En 1988, Martin Scorsese adaptó la novela de Kazantzakis en su película La última tentación de Cristo. La película resultó polémica debido a la secuencia en la que Jesús se imagina a sí mismo casándose con María Magdalena en lugar de muriendo en la cruz (con una breve escena en la que Jesús y María Magdalena, marido y mujer, hacen el amor). La tesis central de la película, tomada de la novela en la que se basa, es que Jesús, a pesar de estar libre de pecado, como hombre estuvo sujeto a todas las tentaciones que atormentan a cualquier persona: miedo, duda, depresión, pereza e incluso deseo sexual, a pesar de lo cual decide finalmente evitar las tentaciones que le plantea el diablo (entre las que se encuentra la de tener una vida normal, con esposa e hijos) y prosigue su misión hasta el fin. Su estreno supuso una enorme polémica por su rechazo por parte de todas las confesiones cristianas, aunque pasado el tiempo, tal rechazo se atenuó.
En 2004 Mel Gibson dirigió y produjo La Pasión de Cristo, protagonizada por James Caviezel. La comunidad judía expresó su inconformidad, ya que pensaban que la película era antisemita. El papa Juan Pablo II declaró que así había ocurrido y en general es ampliamente aceptada por la comunidad católica
Notas
1. ↑ a b Aunque la mayoría de los historiadores y expertos bíblicos opina que estos datos pueden darse por ciertos, dada la concordancia de las fuentes, una minoría de estudiosos pone en tela de juicio la historicidad de Jesús de Nazaret, debido a la práctica inexistencia de menciones en fuentes no cristianas. Por citar solo algunos autores que afirman la historicidad de Jesús: Raymond E. Brown (La muerte del Mesías, ISBN 84-8169-485-1); John Dominic Crossan (Jesús, vida de un campesino judío, 1994, ISBN 84-7423-655-X; Jesús desenterrado, ISBN 84-8432-459-1); Bart Ehrman (Jesús, el profeta judío apocalíptico, 2001, ISBN 84-493-1027-X); Gerd Theissen y Annette Merz (El Jesús histórico, 2004, ISBN 84-301-1349-5); E.P. Sanders (La figura histórica de Jesús, 2000, ISBN 84-8169-400-2); Geza Vermes (Jesús el judío: los manuscritos leídos por un historiador, 1994, ISBN 84-7669-213-7; La religión de Jesús el judío, 1996, ISBN 84-7979-201-9); Paul Winter (El proceso a Jesús, 1983, ISBN 84-85501-50-0). Solo una minoría muy reducida defiende la inexistencia de Jesús. Históricamente, esta posición es muy tardía, ya que la realidad de la existencia histórica de Jesús no comenzó a cuestionarse hasta el siglo XVIII. Los principales defensores de este punto de vista son Timothy Freke y Peter Gandy (Los misterios de Jesús. El origen oculto de la religión cristiana, 2000, ISBN 84-253-3450-0); Earl Doherty (El puzzle de Jesús, 2005, ISBN 84-9800-268-0) y, sobre todo, George Albert Wells (The Historical Evidence for Jesus, 1988, ISBN 0-87975-429-X); The Jesus Myth, 1998, ISBN 0-8126-9392-2). La inmensa mayoría de las enciclopedias y obras de referencia aceptan la historicidad de Jesús. Es el caso, por citar un ejemplo prestigioso, de The New Encyclopaedia Britannica (Chicago, 1990), tomo 22 (ISBN 0-85229-511-1); pp. 360-377. Debe destacarse que incluso los defensores de la teoría de la inexistencia de Jesús reconocen que la opinión generalizada es la contraria. Según Wells, en un artículo publicado en 1999: "It is almost universally accepted that Jesus lived in the opening decades of the first century, taught certain doctrines in Galilee, worked there what were at any rate taken for miracles, and died in Jerusalem, at the behest of the Roman governor Pontius Pilate" (G. A. Wells: Earliest Christianity (en inglés). 2. ↑ Las referencias a Jesús en autores no cristianos son muy escuetas, y en algunos casos se ha puesto en duda que se refieran al mismo personaje que describen los evangelios. 3. ↑ Mt 1:18-2:23, Lc 1:5-2:52. 4. ↑ Isaías 7:14 5. ↑ Mt 1:19-21 6. ↑ Mt 2:13 7. ↑ Mt 2:19-29 8. ↑ Lc 1:26-38. 9. ↑ Como puede verse, las diferencias entre ambos relatos son bastante significativas:
- El relato de Mateo, María y José viven en Belén; en el de Lucas, en Nazaret.
- En el relato de Mateo, el ángel se aparece (en tres ocasiones) a José; en el de Lucas sólo se aparece (en una ocasión) a María.
- Las historias de los magos de Oriente, la degollación de los inocentes y la huida a Egipto sólo aparecen en Mateo.
- Las historias de la adoración de los pastores, la circuncisión de Jesús, la presentación en el Templo y el encuentro de Jesús con los doctores del templo sólo se encuentran en Lucas.
10. ↑ Mt 1:2-16, Lc 3:23-28. 11. ↑ Mt 3:1-12, Mc 1:4-8, Lc 3:1-18, (Jn 1:19-32). 12. ↑ Mt 3:13-15, Mc 1:9,Lc 3:21Según el Evangelio de Juan, Jesús no recibió el bautismo personalmente de Juan el Bautista, ya que por entonces éste se encontraba encarcelado por orden de Antipas. 13. ↑ Mt 3:16-17, Mc 1:10-11, Lc 3:21-22. En el Evangelio de Juan se menciona esta teofanía (Jn 1:32-33), aunque no en ocasión del bautismo de Jesús. 14. ↑ Mt 4:2-11, Mc 1:12-13, Lc 4:1-13. 15. ↑ Mt 4:12-17, Mc 1:14, Lc 4:14. 16. ↑ Mt 4:17, Mc 1:15, Lc 4:14. Según Jn 1:35-51 Jesús reclutó a sus primeros seguidores (aunque eran galileos) en Judea, antes de partir hacia Galilea para iniciar su ministerio. 17. ↑ Mt 11:20-21, Lc 10:13 18. ↑ Mt 13:53-58, Mc 6:1-6, Lc 4:16-30. Según el relato de Lucas, los habitantes de Nazaret intentaron matar a Jesús. 19. ↑ Mt 20:29, Mc 10:46, Lc 18:35. 20. ↑ Jn 11:38-44 21. ↑ Mt 4:18-22, Mc 1:16-20. En el Evangelio de Juan, Simón y Andrés son discípulos de Juan el Bautista que se unieron a Jesús en Judea. 22. ↑ No está claro si el relatado en el Evangelio de Juan es el mismo milagro, ya que el beneficiario es en este caso el hijo de un cortesano, aunque los detalles de la narración son idénticos. 23. ↑ Mt 9:32-34, Mt 12:22-30, Mc 3:22-27, Lc 11:14-15, Lc 11:17-23) 24. ↑ Lc 10:17-20 25. ↑ Mc 9:38-40 26. ↑ Mt 17:1-8, Mc 9:2-8, Lc 9:28-36. 27. ↑ Mt 21:1-11, Mc 11:1-11, Lc 19:28-40, Jn 12:12-19. 28. ↑ Mt 21:12-22, Mc 11:15-19, Lc 19:45-48. Marcos intercala entre la entrada de Jerusalén y la expulsión de los mercaderes el episodio de la maldición de la higuera (Mc 11:12-14, y Lucas una profecía sobre Jerusalén (Lc 19:41-44 29. ↑ Jn 2:13-22. En este pasaje, Jesús utiliza un azote para expulsar a los vendedores, al que no se hace referencia en los sinópticos. 30. ↑ Mt 24:1-3, Mc 13:1-4, Lc 21:5-7. 31. ↑ Mt 26:6-13, Mc 14:5-9, Jn 12:1-8. En el relato de Juan, la mujer que unge a Jesús es María de Betania, hermana de Lázaro; en los otros dos no se menciona su nombre. 32. ↑ Mt 26:26-29, Mc 14:22-25, Lc 22:19-20. Para los cristianos, este gesto de Jesús representa la institución del sacramento de la Eucaristía. 33. ↑ El Evangelio de Juan no hace referencia a la Última Cena, ya que no sitúa la detención de Jesús en la noche de Pascua, sino la anterior: sí aparece en él, sin embargo, el anuncio de la traición de Judas (Jn 13, 21-30) y un episodio que no aparece en los sinópticos, el lavatorio de los pies de los discípulos (Jn 13, 1-20). 34. ↑ Mt 26:36-46, Mc 14:32-42, Lc 22:40-46. 35. ↑ Este episodio no aparece tampoco en el Evangelio de Juan. 36. ↑ Mt 26:14-16, Mc 11:10-11, Lc 22:3-6. 37. ↑ Mt 26:47-56, Mc 14:43-52, Lc 22:47-53, Jn 18:2-12. El relato de Juan ofrece variantes significativas: no se cita Getsemaní como el lugar de la detención, sino un huerto "al otro lado del torrente Cedrón"; en la detención de Jesús toma parte una cohorte romana; y Jesús no es denunciado por Judas, sino que se entrega él mismo a los que iban a detenerlo. 38. ↑ Mt 26:57-68, Mc 14:53-65, Lc 22:63-71. 39. ↑ Jn 18:19-29 40. ↑ Mt 26:69-75, Mc 14:66-72, Lc 22:55-62, Jn 18:15-27. 41. ↑ Se sabe que el cargo de Pilato no era en realidad el de procurador, sino el de prefecto. Figura erróneamente con ese cargo no solo en los evangelios, sino también en la obra del historiador Flavio Josefo. 42. ↑ Varios eruditos, notablemente Hyam Maccoby, insisten que Barrabas es la version griega del arameo Bar Abba, "Hijo del Padre," nombre del mismo Jesus. Al pedir la liberacion de Bar Abba, el pueblo pedía la muerte de Jesus. 43. ↑ Mt 27:11-26, Mc 15:1-15. El Evangelio de Lucas añade que Pilato envió a Jesús ante Herodes Antipas, tetrarca de Galilea, que se encontraba de visita en Jerusalén. Según este relato, Jesús no quiso contestar a las preguntas de Antipas, quien lo envió de nuevo a Pilato (Lc 23:1-25). En el Evangelio de Juan, por otro lado, se añaden dos diálogos entre Jesús y Pilato que no aparecen en el resto de los relatos de la Pasión (Jn 18:28-19:16). 44. ↑ Mt 27:26-31, Mc 15:15-20 45. ↑ Mt 27:32-44, Mc 15:21-32, Lc 23:26-43, Jn 19:16-24. Juan no menciona a Simón de Cirene, ni a los dos ladrones junto a los que crucificaron a Jesús. 46. ↑ Mt 27:45-50, Mc 15:33-41 47. ↑ Lc 15:39-46. Jn 19:25-30 48. ↑ Mt 27:57-61, Mc 15:42-47, Lc 23:50-56, , Mc 19:38-42 49. ↑ Mt 27:62-66. 50. ↑ Mt 28, Mc 16, Lc 24, Jn 20-21 51. ↑ Existe consenso entre la mayoría de los filólogos bíblicos en cuanto a que los últimos doce versículos del evangelio, a partir de la aparición de Jesús a María Magdalena (Mc 16 1,9) son el resultado de una interpolación posterior. Se desconoce si el evangelio de Marcos concluía en Mc 16 1,8 o si el final original se ha perdido. Véase Bart E. Ehrman, Jesús no dijo eso. Barcelona: Ares y Mares, 2007; pp. 88-92. 52. ↑ Is 7:14, Miq 5:2 53. ↑ Is 9:1 54. ↑ Is 9:6-7, Is 11:1-9), Is 16:5 55. ↑ Is 40:3. Esta profecía es citada explícitamente en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento (Mt 3:3, Mc 1:2-3, Lc 3:4-6, Jn 1:23). 56. ↑ Acerca del significado de esta expresión, véase el artículo Libro de Isaías. 57. ↑ Is 42:1-7, Is 49:1-7, Is 50:4-9, Is 52:42-53:12. 58. ↑ Si bien los hallazgos de la arqueología no pueden ser aducidos como prueba de la existencia de Jesús de Nazaret, sí confirman la historicidad de gran número de personajes, lugares y acontecimientos descritos en las fuentes. Véase History, Archaeology and Jesus. Hard evidence from the ancient world dramatically supports the New Testament record on Jesus, por Paul L. Maier (en inglés). 59. ↑ Piñero, Fuentes del cristianismo, p. 325 60. ↑ De hecho, en sus cartas cita con frecuencia textos del Antiguo Testamento, pero apenas sí se refiere a dichos de Jesús. Solo en 1Cor 7:10 y 1Cor 11:23-26 acude directamente a la predicación de Jesús de Nazaret como fuente de autoridad. En las cartas de Pablo, sin embargo, no es sencillo diferenciar cuándo hace referencia a la predicación del Jesús histórico y cuándo a su propia experiencia del Jesús resucitado. 61. ↑ La tradición cristiana atribuye la autoría de estas obras a personajes citados en el Nuevo Testamento: los apóstoles Juan y Mateo, y a dos colaboradores cercanos de los primeros seguidores de Jesús, Marcos y Lucas. Esta adscripción es tardía (del siglo II) y no se sustenta en datos aportados por los propios textos. No obstante, para referirse a los evangelios está generalizada la denominación tradicional de evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, sin que esto implique posicionamiento alguno en el tema de su autoría 62. ↑ J.M. Robinson, y otros: El "Documento Q" en griego y en español con paralelos del Evangelio de Marcos y del Evangelio de Tomás. Salamanca: Sígueme, 2002. ISBN 84-301-1464-5 63. ↑ Guijarro, p. 26. 64. ↑ Guijarro, pp. 61-63 65. ↑ Piñero, Guía para entender el Nuevo Testamento, pp.392-393. 66. ↑ Theissen y Merz, pp. 55-56. 67. ↑ Piñero, Guía para entender el Nuevo Testamento, p. 166. 68. ↑ Muy debatido es también el valor que debe asignarse al llamado Evangelio secreto de Marcos, sobre cuya autenticidad existen serias dudas. 69. ↑ Theissen, Gerd, y Merz, Annette, op. cit., p. 76. 70. ↑ Piñero, Guía para entender el nuevo testamento, pp. 169-172. 71. ↑ Piñero, Guía para entender el Nuevo Testamento, p. 172. 72. ↑ Sanders, p. 42. 73. ↑ Theissen y Merz, p. 153. 74. ↑ Según Flavio Josefo (Contra Apión 2, 108), eran unos 20.000. 75. ↑ Sanders, pp. 63-64. 76. ↑ Theissen y Merz, p. 153. 77. ↑ En Antigüedades, 13, 171-173.297s; 18, 11-25, y en Guerra 2, 118-166. 78. ↑ Sanders, p. 67. 79. ↑ Jesús Peláez: "Jesús y el Reino de Dios: Las comunidades primitivas en el judeocristianismo", en Antonio Piñero (ed.): Orígenes del cristianismo. Antecedentes y primeros pasos, p. 235. 80. ↑ Mc 1:24, Mc 10:47, Mc 14:67, Mc 16:6, Lc 4:34, ;&version=61; Lc 24:19 81. ↑ Mt 2:23, Mt 26:71, Lc 18:37, Jn 18:5-7 82. ↑ Hch 2:22, Hch 3:6, Hch 4:10, Hch 22:8. 83. ↑ En el Evangelio de Marcos, es llamado "Jesús el nazareno" (Mc 1:24; Mc 10:47; Mc 14:67; Mc 16:6). En el Evangelio de Juan se indica además que su origen galileo podía ser perjudicial para ser identificado como el Mesías (Jn 1:45; Jn 7:52). 84. ↑ Sólo dos de los cuatro evangelios canónicos, Mateo y Lucas proporcionan información sobre la infancia de Jesús. Marcos, el evangelio mayoritariamente considerado más antiguo, no incluye ningún relato de la infancia. Sólo documenta el nombre de la madre y la existencia de varios hermanos (Mc 6:3). Por otro lado, la infancia de Jesús es desarrollada ampliamente —con una considerable dosis de imaginación y abundantes anacronismos— por varios evangelios apócrifos, genéricamente conocidos como “apócrifos de la infancia”. Existe un amplio consenso en no concederles absolutamente ninguna fiabilidad histórica. En el resto del Nuevo Testamento, sólo Pablo hace un par de alusiones indirectas al origen de Jesús, cuando afirma que fue nacido de mujer (Gal 4:4) y que procedía de la estirpe de David, “en cuanto hombre” (Romanos 1:3). 85. ↑ Mateo cita este pasaje del profeta Miqueas, según el cual el Mesías habría de nacer en Belén:
- Pero tu, Belén Efrata, aunque pequeña para figurar entre los clanes de Judá, de ti me saldrá quien ha de ser dominador en Israel, cuyos orígenes vienen de antaño, desde los días antiguos. (Miqueas 5:2)
86. ↑ Según Gerd Theissen y Annette Merz, El Jesús histórico, p. 192: "En suma, Jesús procede de Nazaret. La transposición del lugar de nacimiento a Belén es fruto de la fantasía y la especulación religiosa: como el mesías debía nacer en Belén según las Escrituras, Mt 2 y Lc 2 desplazan allí el nacimiento de Jesús". Esta es la opinión también de otros muchos investigadores, como E.P. Sanders. Sin embargo, otros autores, la mayoría de ellos católicos, entienden que no hay razones para dudar de la veracidad histórica de Mateo y Lucas en lo referente a este punto. 87. ↑ En el año 525, el papa Hormisdas encargó a Dionisio el Exiguo, un astrónomo y abad escita de un monasterio romano, establecer como año primero de la era cristiana el del nacimiento de Jesús. Dionisio se equivocó en unos seis años al datar el reinado de Herodes I el Grande, por lo que dedujo que Jesús nació el año 753 de la fundación de Roma. Éste es el origen de la actual era cristiana. 88. ↑ Se declaró oficialmente el 25 de diciembre la fiesta de la Natividad de Jesús en el año 336, por orden del papa Julio I, cristianizando así una fiesta pagana que tiene sus raíces en la celebración del solsticio de invierno y que ya había sido instituida en el siglo III por Aureliano como natalicio del dios Sol Invictus. La elección de esta fecha no tiene ninguna base histórica. Antes de pasar a celebrarse el 25 de diciembre, se conmemoraba el nacimiento de Jesús el 6 de enero, junto con la epifanía y el bautismo de Jesús por San Juan. El 6 de enero había sido, además, la fecha de inicio del año nuevo en la antigua civilización egipcia, tras los cinco primeros días de este mes, que, en sus tradiciones, no pertenecían ni a un año ni al otro. La Iglesia Ortodoxa sigue celebrando el nacimiento de Jesús el 6 de enero.
89. ↑ Véase, por ejemplo, Lc 4:22, Jn 1:45, Jn 6:42. Las epístolas de Pablo de Tarso no mencionan tampoco la concepción milagrosa, lo que hace suponer que se trata de un añadido tardío a la historia de Jesús.
90. ↑ Los evangelios los mencionan claramente: "Su madre y sus hermanos estaban fuera"(Mt 12:46-50). Además, es mencionado por Juan —“Porque ni aún sus hermanos creían en él” (Jn 7:5)—. Pablo también hace mención en sus cartas a “Santiago el hermano del Señor” (Gálatas 1:19). En Corintios, dice “¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, los hermanos del Señor y Cefas?” (1Corintios 9:5). El libro de los Hechos menciona a Santiago (Hechos 13:17, Hechos 15:13 y siguientes). Una fuente extra-bíblica, el historiador Flavio Josefo, menciona que Santiago, hermano de Jesús, fue linchado en el año 62 d. de C. Siglos más tarde, la teología cristiana, para defender el dogma de la virginidad de María, planteó el argumento de que la palabra utilizada para designar a los hermanos, tanto en arameo (âch-'achâ) como en griego (adélfoi), puede también utilizarse para denominar a los parientes. El hebreo y el arameo no tienen una palabra específica para primos, sino que se designa de igual forma a primos y hermanos. En griego sí existen otras palabras para referirse a los primos y parientes que nunca son usadas con los hermanos de Jesús. Se ha dicho, no obstante, que los autores del Nuevo Testamento, por influencia de las lenguas semíticas, pudieron utilizar el término "hermano" para referirse también a los parientes. 91. ↑ Según Hegesipo las hermanas se llamaban Salomé y Susana. 92. ↑ Véase, por ejemplo, Mc 10:47-48. 93. ↑ Lc 1:27, Mt 1:16, Hch 13:23, Rm 1:3-4 94. ↑ Geza Vermes; pp. 227-229. 95. ↑ Sobre la inserción del pensamiento de Jesús en el marco del judaísmo del siglo I, véase sobre todo E. P. Sanders: Jesús y el judaísmo. Madrid: Trotta, 2004. 978-84-8164-685-6. 96. ↑ Sí se sabe, sin embargo, que no predicó en las ciudades helenísticas de Galilea, donde se hablaba principalmente el griego. 97. ↑ Lc 4:16-19 98. ↑ Véase, por ejemplo, Marcos 6:3, Mateo 13:55. Geza Vermes (p. 26) lo pone, sin embargo, en duda, indicando que en estos pasajes "carpintero" puede aparecer como sinónimo de sabio o erudito, como ocurre en algunos textos talmúdicos, bastante posteriores a la muerte de Jesús. Sin embargo, este sentido propuesto por Vermes no parece corresponderse con el contexto. 99. ↑ Véase Jn 2:13, Jn 6:4 y Jn 11:55. 100. ↑ Puig, p. 197. 101. ↑ Véase Mc 6:44, Mt 14:21, Lc 9:14 y Jn 6:10. 102. ↑ El relato de los evangelios y el de Flavio Josefo sobre la muerte de Juan el Bautista son bastante diferentes. En los evangelios (Mc 6:17-29, por ejemplo), Juan es encarcelado por haber reprobado públicamente el matrimonio de Herodes Antipas con Herodías y se le ejecuta a causa de las intrigas de Herodías y Salomé. Los dos relatos coinciden, sin embargo, en lo esencial: Herodes consideraba al Bautista un peligro potencial por su influencia sobre el pueblo. 103. ↑ Mt 3:2 104. ↑ Sin embargo, Jesús no parece haber heredado de Juan el uso de este rito: en los sinópticos no se hace nunca referencia a que Jesús bautizase y sólo en el evangelio de Juan, bastante más tardío, se mencionan bautismos realizados por Jesús (concretamente en Jn 3:22). El de Juan es, además, el evangelio que más desarrolla la relación entre Jesús y Juan el Bautista. 105. ↑ Mc 1:7-8, Mt 3:11, Lc 3:16, Jn 1:26-27 106. ↑ Mt 11:11 107. ↑ Jn 3:22-36 108. ↑ Theissen y Merz, p. 348. 109. ↑ Rudolf Bultmann, Historia de la tradición sinóptica, Salamanca: Sígueme, 2000; p. 306. 110. ↑ Morton Smith, Jesus the Magician. Charlatan or Son of God, 1978. 111. ↑ Principalmente las fuentes sinópticas y el Evangelio de Juan, pero también, entre los apócrifos, hace referencia a la muerte de Jesús el Evangelio de Pedro. Entre las fuentes no cristianas, confirma esta idea sobre todo Flavio Josefo. Tácito afirma que fue ajusticiado, aunque no precisa el tipo de ejecución. Las fuentes talmúdicas, en cambio, presentan una versión diferente, ya que indican que Jesús murió por orden de las autoridades judías. 112. ↑ Los tribunales judíos no tenían en principio potestad de condenar a muerte a un reo, aunque se conocen dos casos, concernientes a discípulos de Jesús, en que tribunales judíos pronunciaron sentencias de muerte: las ejecuciones de Esteban y de Santiago. En ambos casos los condenados fueron lapidados. 113. ↑ Theissen, Gerd, y Merz, Annette: El Jesús histórico, p. 184. 114. ↑ Theissen, Gerd, y Merz, Annette: El Jesús histórico, p. 185. 115. ↑ Además, en el Evangelio de San Juan se nos dice: «Entonces los judíos le dijeron: "¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?"». Jn 8:57. Se ha dicho que de haber tenido Jesús treinta y tres años en el momento de su muerte se habría mencionado la cifra de cuarenta, no de cincuenta. 116. ↑ Mt 27:37, Mc 15:26, Lc 23:38, Jn 19:19. 117. ↑ Acerca del debate sobre la autenticidad de esta información, véase Theissen y Merz, op. cit. p. 506. 118. ↑ THE JESUS PUZZLE. Was There No Historical Jesus? Part One: A Conspiracy of Silence (en inglés) 119. ↑ En palabras de Doherty: "What did Mark do? He crafted a ministry which moved from Galilee to Jerusalem, now the site of Jesus' death. He virtually re-invented the Apostles out of early, now-legendary figures in the Christ movement; they served mostly instructional purposes. He brought into the Jesus orbit all the figures and concepts floating about in the Christian air, like Son of God, Messiah, Son of David, the apocalyptic Son of Man."
- Most important of all, he had to craft the story of Jesus' passion. [...] We owe the most enduring tale Western culture has produced to the literary genius of Mark." ( THE JESUS PUZZLE. Was There No Historical Jesus? Part Three: The Evolution of Jesus of Nazareth
120. ↑ Burton Mack: The Lost Gospel: The Book of Q and Christian Origins 121. ↑ Dado que el cristianismo dista mucho de ser una corriente uniforme de creencias y pensamiento, para hablar sobre Jesús en el cristianismo, habría que describir las modalidades o concepciones cultivadas por las distintas ramas del cristianismo, también llamadas denominaciones cristianas. Si bien todas esas concepciones son perfectamente admisibles como posiciones de fe, exponerlas sin más en pie de igualdad conduciría a cierto relativismo que no daría cuenta del hecho innegable de que unas son creencias mayoritarias y otras particulares, que unas fueron desestimadas sólo después de largos debates y otras se consideraron herejías de manera tajante y desde el primer momento. 122. ↑ La historicidad de la resurrección de Jesús de Nazaret es un hecho que diferencia la religión cristiana de las religiones griegas. Si para estas últimas, el tiempo es una entelequia circular y repetitiva, que se sucede a modo de eterno retorno, el cristianismo asume desde el principio una noción lineal del tiempo, en la cual la resurrección es un hito histórico único sobre el cual se ordena la historia pasada y la futura. Véase Puech, Henry: El tiempo en el cristianismo. 123. ↑ En contraposición a las concepciones científicas que consideran al hombre como la cima de la evolución natural, la teología cristiana considera que el hombre es una espiritualidad caída. Véase Josef Pieper: Las virtudes fundamentales. Ed. Rialp pp. 180. 124. ↑ La naturaleza de Dios (increada) y la naturaleza del hombre (criatura) están separadas por el abismo ontológico del acto creativo ex nihilo 125. ↑ La posibilidad del pecado es exclusiva de la voluntad de la criatura alejada de Dios 126. ↑ Entendida sobre todo en el sentido ontológico (dejar de ser) 127. ↑ Y el verbo se hizo carne (Jn 1,14) 128. ↑ Vladimir Lossky: Teología mística de la iglesia de oriente. pp. 101 129. ↑ Esta traducción es obra de RoyFocker, quien la tradujo directamente del griego.Traduccion 130. ↑ Guerra Gómez, Manuel: Los nuevos movimientos religiosos (Las sectas). Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1993; pp. 172-173 131. ↑ Masson, Hervé: Manuel de herejías. Ediciones RIALP. Madrid 1989; pp. 242-246 132. ↑ Masson,Hervé:op. cit, pp. 193-196 133. ↑ Guerra Gómez, Manuel, op. cit., p.142. 134. ↑ Guerra Gómez, Manuel, op. cit., p. 361. 135. ↑ Masson,Hervé: op. cit, pp. 16-17 136. ↑ Son bastante singulares, por ejemplo, las creencias acerca de Jesucristo de la secta Moon, según la cual Jesús no es Dios, sino simplemente un hombre “reflejo de Dios”, nacido de una relación adúltera entre María y Zacarías, que fracasó en su misión salvadora: para ellos, la crucifixión de Jesús es testimonio del fracaso del cristianismo. Véase: Guerra Gómez, Manuel, op. cit., p. 361. 137. ↑ Ficha de la película en IMDB.
Bibliografía
Bibliografía utilizada
El Jesús histórico
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- PIÑERO, Antonio (ed.): Orígenes del cristianismo. Antecedentes y primeros pasos. Madrid: El Almendro, 1991. ISBN 84-86077-95-8.
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Jesús en el cristianismo y en otras religiones
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- PUECH, HENRY: En torno a la gnosis.
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- PAGELS, Elaine: Los evangelios gnósticos. Barcelona: Crítica, 1996. ISBN 84-253-2981-7.
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- VERNET, JUAN: El Corán. Traducción, prólogo y comentarios. Ed. De Bolsillo. ISBN 8497594363
Bibliografía adicional (no utilizada directamente en este artículo)
- CHAPA, Juan (ed.): 50 preguntas sobre Jesús, Rialp, 2006, ISBN 84-321-3595-X
- FUNK, Robert, et al. (eds.): The Five Gospels: What Did Jesus Really Say? The Search for the Authentic Words of Jesus. Nueva York: Macmillan, 1993. ISBN 006063040X.
* FUNK, Robert, et al. (eds.): The Acts of Jesus: The Search for the Authentic Deeds of Jesus. San Francisco: Harper San Francisco, 1998. ISBN 0060629789.
- MEIER, J.P.: Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico. I, II 1-2, III. Estella: Verbo Divino, 2001 ss.
- VARO, F.: Rabí Jesús de Nazaret, Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 2005. ISBN 978-84-7914-786-0
Enlaces externos
El Jesús histórico
- Jesus.Teología.UPSA.es (“El Jesús histórico”, por Santiago Guijarro Oporto, de la Universidad Pontificia de Salamanca).
- El Jesús histórico a la luz de la exégesis reciente, por Rafael Aguirre.
- The Present State of the ‘Third Quest’ for the Historical Jesus: Loss and Gain, por John P. Meier (en inglés).
- Aproximación al Jesús histórico
- El Jesús judío, por Juan Manuel Martín-Moreno.
- Historical Jesus Theories (Teorías sobre el Jesús histórico, en inglés).
Teorías minoritarias
- ( JesusNeverExisted.com (Jesús nunca existió, sitio web en el que se defiende esta teoría, en inglés).
- Fue Jesus Un Druida (Fue Jesús Un Druida: Desvelando el Codigo davinci, audio libro sobre El Jesús historico y El Jesús Mitologico).
- atlantischannel.com Interesante tesis sobre el curador de los textos del Mar Muerto Jonh Allegro y El Culto a la Amanita Muscaria).
Jesús según el cristianismo
- HistoriaLago.com/Jesucristo.htm (Jesús de Nazaret, visión de un católico).
- Enciclopedia Católica Jesucristo
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_de_Nazaret"