Iglesia Católica

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La Iglesia Católica es la institución en que se organiza la comunidad de los cristianos creyentes en el catolicismo. Actualmente abarca en teoría a 1.098 millones de personas a través del bautismo, según el Anuario Estadístico de la Iglesia de 2004. Se trata de la organización no estatal más antigua del mundo todavía en existencia.

Las notas esenciales con las que la propia Iglesia se autodefine son su Unidad, Santidad, Catolicidad (universalidad) y Apostolicidad; según el catolicismo, estas notas se encuentran en todas las Iglesias particulares que engloba la Iglesia Católica, que son las Iglesias particulares de la Iglesia Católica Romana (Rito Latino) y las Iglesias Rituales Autónomas (Ritos Orientales); todas ellas tienen en común las antedichas notas o caracterísiticas esenciales y la autoridad suprema del Supremo Pontífice como vicario de Cristo en la Tierra.

Por lo tanto, la Iglesia Católica se considera a sí misma como la única heredera de la tradición y la doctrina de la iglesia primitiva fundada por Jesucristo y, por lo tanto, como la única representante legítima de Cristo en la tierra, mediante la figura del Papa de Roma, sucesor sin interrupción (siempre según esta creencia) de San Pedro y heredero, por lo tanto, del mandato de Jesús de cuidar de su Iglesia (en en el evangelio según Juan 21:17, Jesús le dice a Pedro "Apacienta a mis ovejas"). De allí el lema "Donde está Pedro está la Iglesia" (Ubi Petrus ibi ecclesia).

La Iglesia Católica considera que tiene encomendada la misión de elaborar, impartir y propagar la enseñanza cristiana, así como la de cuidar de la unidad de los fieles. Debe también disponer la gracia de los sacramentos a sus fieles por medio del ministerio de sus sacerdotes. Además, la Iglesia se manifiesta como una estructura piramidal, en la que debe cuidar de mantener la unidad de todos los fieles y su obediencia a la doctrina oficial.

En ocasiones es aludida como Iglesia Católica Apostólica Romana o como Iglesia Católica Romana; algunos que hacen esto sostienen que la Iglesia Anglicana y las Iglesias Ortodoxas también son católicas (tanto en sentido etimológico como en todo el contenido del término) y que la única diferencia es no estar sometidos a la autoridad del Papa, o bien se trata de personas procedentes de países en los que el habla ha adoptado esta expresión debido al uso intenso por parte de comunidades relevantes de anglicanos y otros protestantes y de ortodoxos.

Contents

Características generales

Es posible conocer y distinguir a la Iglesia Católica a través de sus cuatro notas, de su doctrina y de su práctica singulares.

Características esenciales

La Iglesia Católica se define a sí misma mediante cuatro notas o características esenciales, cuyo fundamento sitúa en el Evangelio y la enseñanza de Jesucristo contenida en él; estas cuatro notas o características esenciales son:

  • Unidad en cuanto a Fe y Moral de todos sus integrantes, todos ellos bajo la autoridad de un único Jefe Supremo, el Papa, que es el obispo de Roma.
  • Santidad al sostener que, aunque miembros de la Iglesia, incluso miembros de alta jerarquía, puedan pecar, la Iglesia en su conjunto y en tanto que Cuerpo Místico de Cristo está libre de toda mancha.
  • Catolicidad, entendida como universalidad (del griego katholikos, "universal") y referida al hecho de que la Iglesia está destinada a hacerse presente en todo tiempo, en todo lugar y a todo hombre, a fin de poder anunciar el Evangelio.
  • Apostolicidad, condición que la Iglesia reclama exclusivamente para sí, al considerar a sus actuales jerarcas (el Papa y los obispos) como sucesores de Pedro y los demás Apóstoles y herederos de toda su autoridad y poder en la comunidad de los cristianos; esta nota proporciona, a su vez, fundamento a la doctrina de la sucesión apostólica, a través de la cual habría perdurado hasta la actualidad.

Doctrina esencial

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La Eucaristía.

La característica más sobresaliente y genuina para distinguir a los católicos es su posición personal respecto al obispo de Roma. Este recibe el título de Papa y se le considera no sólo obispo de su diócesis sino Obispo de la Iglesia Católica entera, es decir, Pastor y Doctor de todos los cristianos debido a que se considera ser el sucesor de San Pedro y así, Vicario de Cristo.

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Asunción de la Virgen, Tiziano, Santa Maria gloriosa dei Frari (Venecia)

El Papa goza en la Iglesia Católica de un estatus de jerarquía suprema, poseyendo el primado sobre todos los demás obispos y la plenitud de la potestad de régimen (como se denomina en la Iglesia Católica al poder legislativo, ejecutivo y judicial), la cual puede ejercer de forma universal, inmediata y suprema sobre todos y cada uno de los pastores y de los fieles católicos. La autoridad del obispo de roma, su jerarquia dentro del Magisterio de la Iglesia es reconocida por los Católicos Romanos, y no asi por los demás cristianos.

Otras partes de la Doctrina Católica sobresalientes y distintivas en relación al resto de los cristianos son la creencia en la Dogma de la Inmaculada Concepción, y en la Asunción de María, madre de Jesús, así como la fe en la autoridad espiritual efectiva de la Iglesia para perdonar pecados y remitir las penas temporales debidas por ellos, mediante el Sacramento de la Penitencia y las indulgencias.

Otro Dogma de fe sobresaliente en la Iglesia Católica Romana es la creencia en la Eucaristía, y en su Transubstanciación ya que el pan y el vino presentados en el Altar se transforman realmente en el cuerpo y en la sangre de Cristo

Perspectiva general

La Iglesia Católica Romana tiene miembros en cada uno de los países de la Tierra. Es una organización jerárquica en la que el clero ordenado está dividido en obispos, presbíteros y diáconos.

Al final de 2004 el mundo estaba dividido en 2.755 obispados o diócesis, cada una con un obispo que la preside, responsable del bienestar religioso de los creyentes que estén en su área geográfica. El principal obispado es el de Roma, cuyo encargado es el Papa.

La Iglesia se ve a sí misma, y se proclama como la encargada por Jesucristo para ayudar a recorrer el camino espiritual hacia Dios viviendo el amor recíproco y por medio de la administración de los sacramentos (bautismo, eucaristía, confirmación, penitencia, matrimonio, orden sacerdotal y unción de los enfermos), a través de los cuales Dios otorgaría la gracia al creyente.

La Iglesia defiende la existencia de un poder maligno superior al hombre, que actúa realmente en el mundo. Recibe diversos nombres, los más conocidos son El Demonio, El Diablo, Satán. En su propio catecismo explica que: “[...] el poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios. Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños -de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física - en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio [...].” Dentro de las acciones de este ser se encuentra la "ocupación" del cuerpo de una persona, llamada posesión. La Iglesia afirma estar capacitada para su expulsión según un ritual determinado llamado exorcismo.

La autoridad para enseñar o Magisterio de la Iglesia basa sus enseñanzas tanto en las Sagradas Escrituras como en la Sagrada Tradición Apostólica.

Dentro de la Iglesia se encuentran muchas órdenes religiosas monásticas de frailes y monjas, así como también congregaciones e Institutos de vida religiosa. Sus miembros suelen hacer los votos de obediencia, pobreza y castidad; de todos modos los votos a realizar quedan a disposición de la cada institución. Todos ellos dedican sus vidas enteramente a Dios. Otras prácticas religiosas incluyen el ayuno, la meditación, la oración, la penitencia y la peregrinación.

Etimología

El término «iglesia» deriva del griego ekklesia (que significa "asamblea") y, como nombre propio, designa para el catecismo católico la sociedad religiosa fundada por Jesucristo.

El término «católico» proviene del griego καθολικός, que significa universal.

Ignacio de Antioquía, discípulo del apóstol Juan, da en el año 110 el testimonio más antiguo de este nombre: "Donde esté el obispo, esté la muchedumbre, así como donde esté Jesucristo esté la Iglesia Católica" (Carta a los Esmirniotas 8:2). En los tres primeros siglos de la Iglesia los cristianos decían "cristiano es mi nombre, católico mi sobrenombre". Posteriormente se usó el término "católico", para distinguirse de otros grupos cristianos cuyas doctrinas diferían de la línea principal (como los gnósticos).

Otros términos para designarla

Los siguientes términos surgen especialmente a raíz del Concilio Vaticano II (durante la década de 1960). Hacen referencia a distintas formas de entender la naturaleza y objetivos de la Iglesia Católica:

  • Sacramento de Cristo
  • Pueblo de Dios
  • Cuerpo de Cristo
  • Esposa de Cristo

Organización

El clero está organizado de forma jerárquica, pero tiene en cuenta la comunión de los fieles. Cada miembro del clero depende de una autoridad superior, pero la autoridad superior debe ejercer su gobierno teniendo en cuenta la comunidad, a través de consultas, reuniones, intercambio de ideas.

Territorialmente, la Iglesia Católica Apostólica y Romana se organiza en diócesis o Iglesias particulares, cada una a cargo de un obispo. Éstas, a su vez, se reúnen en provincias, que conforman una arquidiócesis. Otras jerarquías son las prelaturas y los vicariatos.

El gobierno de la Iglesia reside en los sacerdotes:

  • Los obispos se encargan de cada diócesis. Son ayudados por los presbíteros y los diáconos. Ningún obispo, aunque haya sido nombrado cardenal, tiene autoridad sobre otro, sino que cada uno depende directamente del Papa.
  • Los cardenales: ayudan al Papa en el pastoreo de la Iglesia universal y en la administración del Vaticano y la Curia Romana. Cuando el Papa muere, eligen al sucesor en un cónclave. Colectivamente forman el Colegio Cardenalicio. Los cardenales son elegidos personalmente por el Papa.
  • El Papa es electo por el Colegio de Cardenales, reunido en cónclave. En 1871, el Concilio Vaticano I hizo énfasis particular sobre la ya existente doctrina de la infalibilidad papal, lo cual ha generado hasta el día de hoy grandes polémicas. Él desarrolla su ministerio coadyuvado por dos grupos de colaboradores: los cardenales y el concilio ecuménico.
  • El concilio ecuménico, asamblea de todos los obispos del mundo presidida por el Papa, es convocado cuando hay que tomar las decisiones más importantes, en materia de fe (dogmas) y de moral.

Para cada país, hay una conferencia episcopal, cuyos cargos son electivos entre los obispos de la misma nación. También se organiza por provincias eclesiásticas; en cada provincia, al obispo de la sede más importante se le dice arzobispo o metropolita, y a su diócesis se le dice arquidiócesis.

Las órdenes religiosas no pertenecen a la organización jerárquica de la Iglesia. Ellas pueden ser de dos tipos:

  • Órdenes religiosas de derecho diocesano: dependen del obispo de la diócesis en la que han sido reconocidas.
  • Órdenes religiosas de derecho pontificio: dependen directamente del Papa, aunque deben trabajar en comunión con los obispos de las diócesis en que actúan.

Historia de la Iglesia

Para la historia anterior a la Edad Media, ver cristianismo ya que son inseparables

Origen

Según la doctrina católica, Jesús fundó una comunidad cristiana jerárquicamente organizada y con autoridad, dirigida por los apóstoles (el primero de los cuales era San Pedro). Posteriormente (según los Hechos de los apóstoles), los apóstoles y los primeros seguidores de Jesús estructuraron una iglesia organizada, al repartir responsabilidades entre obispos, presbíteros y diáconos, a medida que iban propagando el cristianismo.

Una carta escrita poco después del año 100 por san Ignacio de Antioquía a los de Esmirna (capítulo 8) es el más antiguo texto hoy conservado en el cual se usa el término Template:Polytonic (la Iglesia católica o universal). De esta Iglesia él evidentemente excluía a los herejes, contra los cuales usó palabras muy fuertes: "fieras en forma humana - hombres a quienes no sólo no deberíais recibir, sino, si fuera posible, ni tan sólo tener tratos con ellos" (capítulo 4).

Adentro de esta Iglesia católica, el obispo de Roma llegó a tener una importancia particularmente grande. Según algunos, esto fue por motivos políticos: Roma fue la capital del Imperio Romano hasta que el Emperador Constantino I el Grande hizo de Constantinopla la nueva capital, el 11 de Mayo de 330. Otros atribuyen esta importancia al hecho, reconocido entonces por todos, que el obispo de Roma era sucesor de san Pedro, a quien, según el Evangelio de Lucas 22:32, Jesús eligió para la misión de confirmar en la fe a sus compañeros. Incluso en el primero siglo, cuando todavía vivía el Apóstol Juan, el papa Clemente, obispo de Roma 89-97, escribió a la comunidad cristiana de Corinto para resolver un problema interno de esa Iglesia particular.

La tradición que San Pedro fue a Roma y ahí murió martirizado se basa también en esta carta de san Clemente, que menciona su martirio (capítulo 5), en la carta de San Ignacio de Antioquía a los Romanos ("No os mando nada, cosa que hicieron Pedro y Pablo." – capítulo 4), y en la obra de c. 175-185 Contra las herejías (libro III, 1.3.1) de San Ireneo de Lyon, donde dice: "Como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias en este volumen, indicaremos sobre todo las de las más antiguas y de todos conocidas, la de la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva la Tradición y «la fe anunciada» (Rom 1,8) a los hombres por los sucesores de los Apóstoles que llegan hasta nosotros".

El Concilio de Nicea I (325) condenó el Arrianismo excluyendo de la Iglesia los seguidores de esta opinión teológica. Otros Concilios también definieron más precisamente la fe católica y excluyeron a otros grupos, en particular los Concilios de Éfeso (431) y de Calcedonia (451).

La Iglesia Católica, que en su momento abarcó todo el territorio del Imperio Romano (desde Hispania hasta Siria), adquirió en gran parte su forma actual luego del todavía insoluble Gran Cisma entre sus porciones de Occidente y Oriente (cuya iglesia, aún denominada como "Católica Ortodoxa", pasaría a ser conocida solo por esta última palabra) ocurrido en el año 1054 a causa de las rivalidades entre los patriarcados de Roma y Constantinopla y, teológicamente, alrededor de la cláusula filioque.

El rechazo de la autoridad papal por causas de independencia política y económica y el rechazo de Martín Lutero al hecho de que se cobrara dinero por las indulgencias, provocó el surgimiento del protestantismo en 1517, otro importante cisma siguió con el surgimiento de la Iglesia Anglicana (nacida del Acta de Supremacía inglesa en 1534).

Edad Media

Contrarreforma

Como respuesta a la Reforma Protestante propugnada por Martin Lutero y otros, la Iglesia Católica realiza una serie de reformas en su interior, las cuales reciben colectivamente el nombre de Contrarreforma.

Contemporaneidad

Iglesias católicas de rito oriental, no latino

También llamadas uniatas, son iglesias orientales sometidas a la autoridad papal pero que mantienen una organización y ritual propios. Son las siguientes:

Cabe hacer la aclaración que la Iglesia ortodoxa se proclama también católica, así como la anglicana, llamando católica romana a la Iglesia con sede en el Vaticano.

Datos

Sostenimiento económico de la Iglesia

En países como España y Argentina la Iglesia Católica percibe una determinada cantidad monetaria directamente del Estado, tal como está contemplado en los Acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede de 1979 y en el artículo 2 de la Constitución política argentina, por ejemplo.

En Alemania la relación Iglesia-Estado es mayor por el predominio del Partido Democrata-Cristiano durante muchos años. A los católicos que se declaran como tales les gravan en forma de impuesto sus donaciones (la Iglesia Evangélica también). Para evitar esto muchos alemanes han dejado expresamente la Iglesia, ya que los que no profesan la religión no contribuyen.

En Chile, además de las limosnas y colectas en cada iglesia o a nivel nacional, los fieles y cualquier persona en general tienen la posibilidad de donar voluntariamente a la Iglesia el 1% de sus ingresos mensuales, inscribiéndose en la parroquia correspndiente.

En México la Iglesia Católica recibía ingresos importantes durante la Colonia, de sus grandes propiedades y del dinero que le daban los fieles. Esto continuó luego de la independencia hasta que el presidente Benito Juárez (a finales el siglo XIX) decretó la amortización de los bienes del clero y separó legalmente la Iglesia del Estado. Anteriormente la iglesia hacía préstamos y cobraba cierto interés por ello. A partir de Juárez las iglesias se sostienen únicamente con limosnas voluntarias de sus fieles. Lugares como templos, catedrales, monasterios, basílicas y conventos (especialmente los expropiados por el Juarismo y el Callismo) fueron expropiados, pertenecen al gobierno federal y son encargados en comodato a las asociaciones religiosas. Los obispos no tienen jubilación por parte del Estado.

La contribución del Estado al sostenimiento económico de la Iglesia Católica tiene explicaciones diversas según la historia y cultura de cada país, y en cada caso tiene un alcance diferente.

En España la contribución tiene lugar con arreglo a un sistema más libre y dependiente de la voluntad de cada ciudadano, quien puede elegir asignar un 0,54% de sus impuestos al sostenimiento económico de la Iglesia Católica o «a otros fines sociales» — pero no a otras iglesias — marcando una o las dos casillas destinadas al efecto en la Declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. No obstante, la Iglesia Católica tiene garantizado un nivel mínimo de ingresos, que el Estado completa cada año al no alcanzarse por la vía anteriormente explicada. En cualquier caso estos ingresos son varias veces inferiores a los que el estado paga por los conciertos o acuerdos de financiación de las escuelas católicas.

En Argentina los obispos ordenados antes de 1994 reciben un haber salarial y luego jubilatorio, asignado y pagado directamente por el Estado Argentino, equivalente al de un juez de Primera instancia (aproximadamente 1.300 euros mensuales).

Cómputo del número de católicos

La Iglesia Católica es criticada también por contabilizar como católicos a todos los bautizados en la Iglesia que no hayan hecho acto formal de defección de ella, incluso si no asisten a sus actos, no reciben sus sacramentos, no bautizan a sus hijos, no viven de acuerdo a sus enseñanzas y no reconocen las enseñanzas básicas de la fe. En efecto, la Iglesia no se considera un grupo de perfectos, que siempre observen todos los mandamientos, sino de pecadores, como se expresa litúrgicamente durante la misa.

Así mismo, en los países donde el catolicismo es la religión tradicional y mayoritaria, el bautismo ha dejado de ser únicamente un Sacramento para convertirse además en un acto social, todos los bautizados son considerados miembros de la Iglesia a todos los efectos, tantos derechos como deberes. Lo mismo sucede con la primera comunión. También es un acto social para ciertos grupos sociales el matrimonio eclesiástico, pero quienes lo hacen son adultos que actúan sin más presión que la costumbre y son responsables de sus actos (no era así cuando, en regímenes políticos católicos, el matrimonio eclesiástico era la única forma para los bautizados de legalizar la unión conyugal,- y la unión de hecho un delito). Pero celebrar la primera comunión o el matrimonio eclesiástico con o sin sincera devoción no es lo que hace los católicos, sino el bautismo; y el no celebrarlos tampoco automáticamente excluye de la Iglesia.

Es posible la defección de la Iglesia por «un acto formal» (cánones 1086 y 1124 del Código de Derecho Canónico). La naturaleza de tal acto formal está explicada clara y precisamente en la carta circular 10279/2006 del 13 de marzo de 2006 dirigida por el Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos a los Presidentes de las Conferencias Episcopales.

El acto debe concretarse en:

a) la decisión interna de salir de la Iglesia Católica por un acto de apostasía, herejía o cisma
b) la actuación y manifestación externa de esta decisión
c) la recepción por la autoridad eclesiástica competente de la decisión.

Si falta este acto formal de defección de la Iglesia, nadie queda excluido de ella, ni siquiera por los actos más graves de infidelidad: "la herejía formal o (menos aún) material, el cisma y la apostasía no constituyen a solas un acto formal de defección, si no son concretizados externamente y si no son manifestados en la debida manera a la autoridad eclesiástica" (citada carta del Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos).

La excomunión es una pena medicinal (canon 1312 del Código de Derecho Canónico), una medida finalizada a la conversión no a la exclusión. Por eso sólo inhabilita para tomar parte de lleno en las actividades de la comunidad (canon 1331), pero el excomulgado sigue siendo considerado miembro de la Iglesia.

En Alemania 1,78 millones de católicos, con una declaración hecha delante de la autoridad civil y reconocida por los obispos, han «salido de la Iglesia» desde 1990 para evitar el impuesto eclesiástico (que de promedio se eleva a 9 % de la renta imponible): 143.500 en 1990, 192.766 en 1992, 168.244 en 1995, 101.252 en 2004, año en el cual 141.567 protestantes hicieron el mismo paso.[1]

El aludido documento de la Santa Sede del 2006 observa que un acto meramente jurídico-administrativo de abandono externo de la Iglesia puede coexistir con la voluntad de perseverar en la comunión de la fe; y que la herejía formal o (menos aún) material, el cisma y la apostasía no constituyen a solas un acto formal de defección, si no son concretados externamente y si no son manifestados en la debida manera a la autoridad eclesiástica. Sólo si se pone el acto en forma personal, consciente y libre por escrito delante del propio Ordinario o cura párroco, puede realizarse el acto formal de defección. En efecto, son muchos los actos de infidelidad (por ejemplo, el matrimonio civil de un divorciado o de una divorciada) que evidentemente no siempre implican la voluntad de abandonar la Iglesia.

En otros países, mientras generalmente las personas se alejan de la Iglesia sin mismo pensar en cortar formalmente su conexión con ella, algunas asociaciones de ateos o escépticos y algunos grupos protestantes animan a entregar declaraciones de apostasía o herejía. Sólo con la carta circular del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos del 13 de marzo de 2006 se hizo totalmente claro el procedimiento eclesiástico a seguir en estos casos.

La doctrina de la Iglesia exige de los fieles la aceptación del Magisterio (la doctrina oficial), siendo delito de herejía "la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma" (canon 751 del Código de Derecho Canónico). Actualmente, sólo se inician acciones disciplinarias contra los teólogos que, mientras se declaran católicos, defienden, con cierta influencia, ideas alternativas en esos terrenos, privándolos de la autoridad de enseñar con el título de profesores de teología católica, pero no respecto a los fieles comunes, por mucha que sea su relevancia pública, contra los cuales puede aplicar sólo penas espirituales.

En España, en el barómetro del CIS correspondiente a diciembre de 2005 [2], un 77,8% de los encuestados se definen católicos, pero ante la pregunta ¿Con qué frecuencia asiste Ud. a misa u otros oficios religiosos, sin contar las ocasiones relacionadas con ceremonias de tipo social, por ejemplo, bodas, comuniones o funerales? las respuestas son:

  • Casi nunca 52,3 %
  • Varias veces al año 17,2 %
  • Alguna vez al mes 11,5 %
  • Casi todos los domingos y festivos 15,2 %
  • Varias veces a la semana 1,9 %

En la Argentina, por ejemplo, se considera que más del 80 % de la población del país es católica, lo cual —dicen los críticos— puede proporcionar un argumento para asignar fondos procedentes del erario público destinados al sostenimiento económico de la Iglesia Católica. Si fueran contabilizadas únicamente las personas que asisten fielmente a los actos de culto de la Iglesia y que viven totalmente de acuerdo a sus enseñanzas, el porcentaje arrojaría una cifra muy inferior. Existe en efecto un segmento de población que aun siendo católico no asiste a los actos de culto o disienten de la Iglesia en enseñanzas sobre materias como sexualidad, planificación familiar u otras.

Algunos bautizados no están de acuerdo por completo en temas de moral sexual oficiales de la Iglesia, según revelan frecuentes encuestas de opinión. El no estar de acuerdo en un tema no excluye al bautizado de la Iglesia. Aunque algunos críticos opinan que por lógica quienes no aceptan todos los principios del catolicismo no deberían llamarse católicos, los que no realizan el acto formal de defección pueden con total libertad personal considerarse todavía dentro de la Iglesia, al igual con aquellos católicos cuyas infidelidades intelectuales y morales son mucho menos notables y otros que se declaran católicos sólo como una etiqueta de identidad cultural.

Referencias

Colaboradores de Wikipedia. Iglesia Católica [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2006 [fecha de consulta: 1 de octubre del 2006]. Disponible en <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Iglesia_Cat%C3%B3lica&oldid=4942575>.`

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